LA LEALTAD DE LOS MILITARES
EDDY REYES
EL NACIONAL
La noticia hizo estallar las redes. El Nacional tituló
el hecho así: “Condicionan los ascensos en la FANB a firma de carta de
lealtad a Maduro”. En realidad la acción infame fue anunciada y ordenada
por Nicolás Maduro en un acto militar el pasado 24 de mayo. Se trata de
un hecho inédito que no tiene antecedentes en la historia del país y
que pone en evidencia el nerviosismo que existe en las más altas esferas
del gobierno “revolucionario”. Con esta nueva práctica fueron
ascendidos 16.900 oficiales.
Lleno de presunción y muy contento de sí mismo por su áurea mediócritas (estado
feliz del hombre que no aspira riquezas excesivas y vive contento en un
término medio), el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López,
manifestó que las juntas de evaluación de los ascensos “actuaron con
rigurosidad y justicia”. Sin duda que después de sus palabras, este gran
defensor de la causa cubana rememoró el juramento que hizo –en los
tiempos de la cuarta república– de defender la democracia hasta con su
vida.
No tiene que extrañarnos que esta
situación incomode en gran extremo a los venezolanos rectos. Los hombres
y mujeres de bien siempre han rechazado ese caudillismo que han puesto
en práctica los revolucionarios de aquí, el cual se ha caracterizado por
la ausencia de frenos legales, manejar una tropa que solo le obedece a
ellos y ejecutar los actos de gobierno de manera arbitraria, sin rendir
cuenta a nadie. En ese sentido, la conducta que ellos tienen no es
diferente a la que pusieron en práctica Cipriano Castro y Juan Vicente
Gómez, y que quedó reflejada en la siguiente anécdota. Después del
triunfo de la Revolución Liberal Restauradora que don Cipriano encabezó,
ambos personajes se reunieron en la Casa Amarilla, a finales de octubre
de 1899. Allí Gómez le recuerda a Castro los sueños en la época del
destierro que vivieron en Colombia, y entonces le dice: “Compadre, ahora
la República nos pertenece”. Así de simple.
La camaradería entre ellos duró hasta
que Castro se vio obligado a viajar a Europa por razones de salud, en
noviembre de 1908. Pocas semanas después Gómez dio un golpe de Estado y
se quedó con el “coroto”, sin compartirlo con nadie más, hasta su muerte
el 17 de diciembre de 1935.
El sucesor de Gómez fue su ministro
de Guerra y Marina, el general Eleazar López Contreras. Al momento de
las exequias del primero, López se inclinó con reverencia ante el
cadáver y conmovido le besó en la frente, manifestando enseguida que
había sido el mejor padre que él había tenido. No obstante ello, no se
opuso después a que los bienes del dictador pasaran a manos del Estado. Y
no solo eso, López permitió el regreso de los exiliados por causas
políticas y procedió a liberar a todos los presos políticos; además,
incorporó a importantes figuras opositoras a su gobierno. López también
acortó el período presidencial de siete a cinco años, e impuso la no
reelección inmediata del presidente. Con justa razón se ha señalado que
en su gobierno nació la democracia venezolana.
Los hechos anteriores ponen de
manifiesto que en política todo fluye y cambia. El tiempo se encargará
entonces de develarnos si en el grupo de los oficiales firmantes está el
que le dé la estocada final a Maduro y su combo.
@EddyReyesT
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