En los 12 años de gobierno del presidente Hugo Chávez, Venezuela perdió una de las mejores oportunidades para transformar y desarrollar al país: la mayor bonanza petrolera de los últimos 35 años. La economía recibió unos 515 mil millones de petrodólares, y a pesar de ello durante ese período tan sólo creció en promedio anual a la tasa de 2,25%, mientras el planeta crecía 2,7% (estamos quedándonos rezagados).
Las políticas petrolera, agraria, industrial, comercial, monetaria, financiera, cambiaria y de infraestructura han sido desacertadas (acá no tengo el espacio para explicar por qué). El gobierno nacional impuso un nuevo modelo de reparto de la renta externa petrolera, pero jamás ha contado con un modelo de crecimiento transformador que posibilite sacar de forma sostenible en el tiempo a la gente de la pobreza y la miseria.
El modelo que se ha querido implantar violenta derechos económicos fundamentales, atenta contra la propiedad privada, fomenta las importaciones y la fuga masiva de divisas, y hace sentir a los venezolanos ricos sin esfuerzo, eso así al costo de obstaculizar la creación de puestos de trabajo en Venezuela, y exportar al exterior nuestro mejor activo: el capital humano.
Cualquiera podría hablar del cooperativismo, las empresas de producción social y las empresas del Estado como parte de un supuesto modelo de crecimiento; pero, más bien, éste es sólo parte del modelo rentístico, petropopulista y repartista: las cooperativas y empresas de producción social no tienen vida propia, pues dependen para sobrevivir del apoyo del Estado y de Pdvsa; es decir, su sostenibilidad no descansa sobre los principios de la productividad, la competitividad, la planificación estratégica, logística, y financiera, el buen manejo tecnológico y de los insumos, o de los costos, flujos de caja, y el mercadeo.
Vivimos en una economía de controles (los controles de precios y el control de cambios), y escasas libertades económicas; Venezuela ahora exhibe la mayor tasa de riesgo país y la mayor tasa de inflación del planeta; el salario real ha caído más de un 22,5% en los últimos doce años; el PIB por habitante está por debajo de los niveles vistos en los 80; la fuga de divisas y la desinversión es la mayor de nuestra historia monetaria; y la devaluación promedio anual del bolívar ha sido del 19%, mientras desde 1950 a 1998 promedió el 11% anual.
No obstante, desde 1998 al 2008 se han observado mejoras en la distribución del ingreso e incrementos en el gasto social redistributivo, contribuyendo así a reducir la pobreza: el problema es que, lamentablemente, tal reducción de revertirse, pues no se ha basado en el desarrollo y la transformación de la economía (i.e. en la creación de puestos de trabajo), sino, más bien, en el reparto rentístico-petropopulista de lo que, repito, ha resultado ser la mayor bonanza petrolera de los últimos 35 años.
PhD en Economía Política de la
Universidad de Siena, Italia y
Profesor del CENDES y FACES/UCV
lunes, 7 de febrero de 2011
La economía en los 12 años de Hugo Chávez
ÁNGEL GARCÍA BANCHS | EL UNIVERSAL
7 de febrero de 2011
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