Pablo del Llano
El Pais
Carlos Vecchio (1969, Caripe) es un opositor venezolano en el exilio. Afinado desde 2014 en Miami, capital de la diáspora de su país, tras escapar de Venezuela bajo orden de busca y captura, es el número dos de Voluntad Popular, partido excluido por el régimen chavista de las elecciones del 20 de mayo y cuyo líder Leopoldo López permanece en arresto domiciliario.
“Pasé
tres meses escondido en Caracas moviéndome de un sitio a otro hasta que
conseguí salir del país por caminos verdes”, dice y aclara: “Por vías
no convencionales”. Abogado de formación, Vecchio comienza la entrevista
en un hotel de Miami calificando de “baño de mentiras” la tribuna del presidente venezolano Nicolás Maduro publicada recientemente en este diario.
Pregunta. Maduro definió en ese texto la Venezuela actual como una "democracia de panas".
Respuesta. Una corrupción entre panas es lo que hay.
El chavismo es una mafia que ha saqueado al país y lo ha metido en la
peor crisis de su historia contemporánea.
P. ¿Mucho de ese supuesto botín está en Miami?
R. Sin duda. Les gusta vivir en lo que llaman el imperio. Pero su
dinero está por todo el sistema financiero internacional. Por eso temen
tanto las sanciones de Europa, a donde se han ido moviendo por temor a
las de EE UU, que daban por descontadas.
P. ¿A cuánto podría ascender el desfalco?
R. Solo lo tendremos claro cuando salgamos de la dictadura; pero, por
ejemplo, en una investigación de la Asamblea Nacional se determinó que
de la petrolera estatal PDVSA se habían saqueado 62.000 millones de
dólares, y exministros de Chávez han dicho que el robo a través de la
administración del cambio de divisas es de al menos otros 25.000
millones.
P. ¿Qué espera de las elecciones del 20 de mayo?
R. No es una elección, es un fraude montado por la dictadura de
Maduro para su coronación. Imagínese que mañana Rajoy diga: “Llamo a
elecciones en España pero el PSOE, Ciudadanos y Podemos están
ilegalizados y además Pedro Sánchez va preso y Albert Rivera queda
inhabilitado políticamente y Pablo iglesias se tiene que ir del país.
Las elecciones, por lo demás, son pasado mañana. ¿Los españoles estarían
de acuerdo? Eso es lo que esta pasando en Venezuela.
P. ¿Da por hecho que Maduro ganará las elecciones?
R. Ya se las robó. El resultado está marcado.
P. ¿El candidato opositor Henri Falcón no tiene posibilidades?
R. Cero. No existe posibilidad de que salga un resultado distinto al
de Maduro. Eso es una fantasía que ha puesto a rodar el propio gobierno
para evitar que Falcón se retire de las elecciones y procurar que la
presión internacional no sea mucho más fuerte al existir la impresión de
que pueda ganar alguien que no sea Nicolás Maduro.
P. ¿Caracas teme a la presión internacional?
R. Sin duda, sobre todo, como decía, la de la Unión Europea, porque
muchos de los testaferros y familiares de la gente del régimen viven en
Europa o mantienen sus cuentas y activos allá utilizando el sistema
financiero para resguardar su dinero.
P. ¿Qué le espera a Venezuela después de los comicios?
R. La crisis se profundizará y se generará una mayor confrontación
política. Para el cierre de este año Venezuela habrá perdido la mitad de
su economía. Hoy tenemos un país sin oportunidades donde la pobreza
alcanza a cerca del 80% de la población, cuando en 1999, cuando llegó
Chávez, afectaba a cerca del 48%.
P. ¿Cuál es la propuesta de su partido para sacar a Venezuela de esta situación?
R. No hay manera de resolver el problema si no salimos de la dictadura.
P. ¿Y eso cómo podría suceder?
R. Nuestra última dictadura terminó en 1958 y salimos de ella con la
presión popular de la gente y la decisión de la fuerza militar de
acompañar al pueblo en el restablecimiento de la democracia. ¿Qué nos
queda a nosotros ahora? El mismo camino de la presión en la calle; el
uso de la Asamblea Nacional legítima, la trinchera política que aún
tenemos para perseverar políticamente desde la institucionalidad; llamar
a las fuerzas armadas a que respeten la Constitución y acompañen a la
sociedad civil para la recuperación de la democracia; y la presión
internacional de las democracias del mundo. Pero pienso que la palabra
clave de todo esto es resistir, resistir hasta que logremos de nuevo que
en Venezuela haya una democracia.
P. ¿Cree que el Ejército se puede volver contra el régimen?
R. Yo me atrevería a afirmar que la gran mayoría de las Fuerzas
Armadas no están hoy con Maduro, incluidos cuadros medios que tienen
tropa y fuerza a su mando.
P. ¿Qué escenarios contempla para un posible fin del chavismo?
R. Uno, que la anarquía total haga que esto explote. Otro, por el que
apostamos nosotros, que se presione a nivel civil, institucional,
militar e internacional para llevar al quiebre de la dictadura y
facilitar un proceso de transición hacia unas elecciones libres y
transparentes. Y el tercero, que el sector militar intervenga para
restablecer el orden constitucional. Por lo tanto, contemplo una vía del
caos, otra política y otra militar.
P. La primera y la última conllevan el riesgo de la violencia.
R. Sí, de la violencia extrema, por eso queremos forzar la
negociación política para la salida del régimen y la celebración de unas
elecciones libres y transparentes. Y para eso es muy importante la
presión internacional. Porque los interese que se juegan en Venezuela no
son solo los de Maduro sino también los de Cuba y los de Rusia. La
comunidad internacional debe apoyar el restablecimiento de la
democracia. La crisis venezolana está afectando a toda la región y otros
países por efecto del narcotráfico, el lavado de dinero, el crimen
organizado y el éxodo de venezolanos, que es la mayor crisis de
refugiados del continente y una de las peores del mundo junto a Siria y
Myanmar. El problema de Venezuela es un problema internacional.
P. ¿Qué modelo de país defienden ustedes para una Venezuela poschavista?
R. Lo primero sería rescatar la convivencia y restablecer la
separación de poderes y los principios democráticos. Sobre esa base,
nuestra propuesta es la de una política económica que utilice el
petróleo como palanca de desarrollo, abriendo el sector a la inversión
privada, y con un componente social que dé la mano a los que más lo
necesitan; es decir, una economía solidaria de mercado. Pero ahora
mismo, y más allá de que creo que el tema ideológico de las derechas y
las izquierdas está desfasado, lo que hay en Venezuela no es una lucha
entre enfoques, es una lucha entre dictadura y libertad.
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