JOVITO ALCIDES VILLALBA
alvilla8@hotmail.com
Las
fortalezas de esta dictadura fascista son, al mismo tiempo, las debilidades de
la oposición democrática, pero prefiero enfocarlas como fortalezas de la
dictadura para que se vea cómo el espíritu cómodo y sensiblero de la clase
boba, aplicado a una situación como la que sufrimos, deviene en soporte del
régimen.
La
primera fortaleza de la dictadura es la emocionalidad de la clase boba, la cual
es manejada por el gobierno mediante la provocación y los continuos trapos
rojos, cuando les interesa que la oposición pierda el norte y embista a ciegas.
Desde que
el mundo es mundo los conflictos sociales se han resuelto o mediante el uso de
las armas, o mediante la política, esto lo conoce la dictadura, y como se sabe
fuerte en el terreno de la violencia, hace lo posible por llevarnos hacia ella
colocando banderillas en los lomos de la clase boba cada vez que puede.
Otra
fortaleza de la dictadura es la actitud antipolítica de esos bobos de clase media
quienes aspiran a tener un sector político franciscano ajeno a la naturaleza
humana. Los bobos detestan y denigran de los políticos, de la política y de los
partidos, pero aspiran a que algún kamikaze político se aventure a resolverles
el problema.
El
democratismo de algunos ciudadanos, quienes no entienden cómo hay que
sacrificar algunas de nuestras percepciones igualitarias, de algunos derechos
electorales, para así mantener la unidad por encima de cualquier otra
consideración, es también un rasgo absurdo de la clase boba que no entiende el
proceso en el cual vivimos.
La
emocionalidad, el democratismo y la antipolitica van, casi siempre, acompañados
de la inseparable comodidad característica de los bobos de la clase
media.
Para que
concurran a una manifestación hay que convocarlos en fin de semana, de manera
que la actividad cívica no colida con su divertimiento y, aun así, no
sacrifican su playa por una manifestación.
En fin,
podríamos enumerar muchas otras características de la oposición pero no se
trata de desmoralizar sino de que se adquiera conciencia de lo difícil e
inconveniente que es, para cualquier organización unitaria, cumplir con las
exigencias que todos le hacemos.
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