Manifestantes muertos por disparos de policías o grupos
progubernamentales, torturas con corriente eléctrica y vejaciones
sexuales, detenciones arbitrarias, represalias por denunciar abusos: la
ONG Amnistía Internacional denuncia “impunidad” en Venezuela un año
después de las protestas en que murieron 43 personas.
“La inmensa mayoría de las violaciones de derechos humanos en
Venezuela no son investigadas y sancionadas”, afirma la ONG en un
informe presentado este martes en Madrid: “Venezuela, los rostros de la
impunidad”.
“Lejos de mandar una señal clara de condena (…) las autoridades
continúan justificando la actuación indebida de las fuerzas de seguridad
en nombre del orden y la seguridad pública; y de la estabilidad
política”, subraya.
A lo largo de sus 48 páginas, el informe, encabezado por la lista de
muertos en protestas entre febrero y julio de 2014, recoge
sobrecogedores testimonios.
“Nos pusieron en posición fetal, arrodillados y nos golpearon, nos
golpearon, nos golpearon. Salió un guardia y dijo que ni porque
rezáramos al maldito Dios nos iba a salvar, que ese era nuestro último
día. A mí me bajaron los boxers y me metieron algo por atrás”, relata
Juan Manuel Carrasco, de 21 años, detenido el 13 de febrero en Valencia,
en el norte.
En algunos casos, “las fuerzas de seguridad torturaron a los
detenidos con roce de corriente eléctrica en el cuerpo, asfixia con
bolsa plástica en la cabeza y quemaduras con objetos punzantes”, asegura
el informe, realizado tras entrevistas con más de 100 víctimas,
abogados, defensores de los derechos humanos y testigos.
Las protestas habían estallado el 4 de febrero de 2014 en San
Cristóbal, en el oeste de Venezuela, por falta de seguridad entre
estudiantes universitarios. Después derivaron en movilizaciones masivas
en todo el país contra la situación económica y la escasez, a las que se
opusieron contramanifestaciones a favor del gobierno de Nicolás Maduro.
Los enfrentamientos y la represión se saldaron con 43 muertos y 878 heridos, según cifras oficiales.
“Éste que está aquí sale a marchar mañana sin miedo”, había escrito
Bassil Alejandro Dacosta Frías, un carpintero de 23 años, el 11 de
febrero. Un día después moría de un tiro en la cabeza, disparado al
término de una manifestación en Caracas por agentes de la inteligencia
nacional, según un testigo.
El informe denuncia asimismo “detenciones arbitrarias”, como las de
los líderes opositores Leopoldo López y Antonio Ledezma, “en
circunstancias que sugieren que (…) está políticamente motivada”. AFP
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