Hay personas que piensan que si
los precios petroleros se recuperan en los próximos meses y luego se
estabilizan en niveles relativamente elevados, digamos 70 dólares por
barril, el gobierno contaría con suficientes recursos para evitar una
profunda crisis económica, pues dispondría de dólares suficientes para
que se importe lo que se necesita para producir y abastecer el mercado.
Si bien desearía que ese favorable escenario se hiciera realidad, no
coincido con esa opinión tan optimista.
Cuando
vivíamos la bonanza generada por el aumento sostenido de los precios
petroleros durante los años 2004 a 2008, sostenía que si estos dejaban
de crecer la economía enfrentaría severos problemas, incluso si se
estabilizaban en niveles elevados. La historia me dio la razón, por lo
que creo muy útil estudiar lo que sucedió hace pocos años para entender
lo que podríamos vivir en el futuro próximo, incluso en un escenario de
recuperación y ulterior estabilización de los precios.
Después
de alcanzarse a mediados de 2008 el máximo precio histórico de
exportación de nuestro petróleo, este se desplomó en el segundo semestre
debido al estallido de la gran crisis financiera internacional, pasando
de casi 121 dólares en junio a 32 dólares en diciembre. No obstante, en
el primer semestre de 2009 este se recuperó, para luego estabilizarse
en un nivel cercano a los 70 dólares durante el segundo semestre de ese
año y en los 3 primeros trimestres de 2010. A pesar de ser ese el
segundo precio anual promedio más alto de nuestra historia, y de contar a
fines de 2008 con un elevado nivel de reservas internacionales
líquidas, la economía cayó en una severa recesión, y el PIB se contrajo
3,2% en 2009 y 1,5% en 2010, lo cual se debió a que el factor locomotor
del alto crecimiento económico de los años previos, es decir, el pujante
gasto público real, no pudo seguir creciendo debido al estancamiento de
los ingresos petroleros.
La nueva
alza de los precios de los hidrocarburos que se operó en 2011 y 2012
debido al estallido de la “Primavera Árabe”, contribuyó a que la
economía volviera a crecer alrededor de 5% por año, para luego
estancarse a partir de 2013, cuando lo precios se estabilizaron
nuevamente en niveles bastante elevados y próximos a los 100 dólares por
barril. De hecho, en el primer semestre de 2014 el PIB sufrió una
contracción anualizada próxima a 5%, a pesar de que el precio promedio
fue de casi 97 dólares.
En los
últimos 6 meses del año pasado y comienzos del presente los precios
petroleros volvieron a caer súbitamente, de forma muy similar a lo
ocurrido en la segunda mitad de 2008, y el precio de la cesta venezolana
pasó de 99,11 dólares por barril en junio de 2014 a solo 40,30 dólares
en enero de 2015. Este nuevo desplome, sin embargo, se produce en un
momento mucho más adverso para la economía del que existía a fines de
2008, cuando se estaba saliendo de una bonanza y, como ya se dijo, el
nivel de reservas internacionales líquidas era alto. Ahora la situación
es mucho más negativa. La economía está padeciendo una elevadísima
inflación que mina la capacidad de compra del ingreso de la población y
la empobrece, sufre profundos desequilibrios fiscales, monetarios,
cambiarios y petroleros, y está inmersa en una situación crítica de
escasez y desabastecimiento, debido a que el sector productivo privado
está afectado por el acoso permanente del gobierno que le impone
controles desproporcionados de todo tipo, las empresas manejadas por el
Estado son tremendamente ineficientes, y la crónica escasez de divisas,
agravada por la caída de los precios petroleros, limita las
posibilidades de importar.
Por todo
ello estamos convencidos de que la economía padecerá tiempos muy
difíciles en el futuro inmediato, aun si se materializare un escenario
de recuperación y ulterior estabilización de los precios petroleros en
niveles relativamente elevados.
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