JESUS TORREALBA
“Ajá! ¿Y que puedo hacer yo para cambiar esto, si estoy solo, aquí,
con mi angustia y mi preocupación por lo que pasa en el país?”…. “Si,
claro, yo quisiera hacer algo, pero todo el mundo está como muy apático,
nadie ayuda, todo el mundo se queja pero nadie hace nada”…. “De
querer, ¡Claro que uno quiere hacer algo para cambiar todo esto! Pero la
verdad es que tampoco la cosa está tan fácil: entre trabajar para
mantener la familia, y las horas que uno tiene que pasar en las colas
para comprar las cosas, cuando vienes a ver no te queda tiempo para más
nada”…
NO ESPERES MAS AL “LÍDER”… ¡BÚSCALO EN EL ESPEJO!
Frases así seguramente usted las ha escuchado muchas, muchas veces.
Probablemente, incluso las ha dicho en más de una ocasión. Frases que
sirven para justificar la quietud, el inmovilismo, la desesperanza
aprendida… Pero también hay situaciones ante las que usted y sus
vecinos, sus amigos, su familia, cambian bruscamente su forma de hablar.
En efecto, cada vez que tiene que buscar un medicamento urgente y no
lo consigue; Cada vez que la inseguridad mata o agrede a alguien
cercano; Cada vez que la corrupción y el desorden convertidos en
gobierno atentan contra usted o contra su familia en la calle, en el
trabajo, en la escuela de sus hijos y hasta en su propia casa, cada vez
que ocurre algo así (que es a cada rato) son otras las frases que vienen
a su boca: “¡Pero bueno, ¿Y entonces? ¿Hasta cuando vamos a soportar
esto?”…. “Nooo, que va, que va, esto no se aguanta, esto tiene que
cambiar”…. “¿En que han convertidos estos ca…rrizos al país? Que rabia,
que indignación!”
Hasta ahora, muchísimos venezolanos, particularmente los que estamos
contra el gobierno pero que no militamos en ningún partido político, nos
hemos encontrado en alguna de estas dos situaciones: O ensayando el
discurso que justifica la inacción… o desesperados porque no hay una
acción “más enérgica, más contundente” ante el actual estado de cosas.
Todos hemos pasado por esto. Y el sabor que nos queda en la boca no es,
en absoluto, agradable: En el primero de los casos, la sensación que se
instala es de resignación; en el segundo, la emoción que domina es la
impotencia. Ninguna de las dos sirve para avanzar, para dar solución a
la situación-país que genera el malestar.
“CON EL CORRUPTO Y SU SAQUEO, NI DE VAINA ME RESTEO”
Si así de dura y compleja es la situación para los venezolanos
independientes que nos oponemos al gobierno, mucho mas grave es la que
enfrentan los venezolanos independientes que alguna vez apoyaron al
proyecto oficialista.
A esos hermanos nuestros sólo le pedimos que cuando estén en la cola
del mercado, del hospital o de la farmacia, recuerden que en el Banco
Suizo HSBC fueron detectados 14 mil ochocientos millones de dólares en
depósitos de jerarcas rojos-rojitos; Que en el Banco Madrid descubrieron
unos 4 mil 200 millones de dólares en cuentas de ex altos funcionarios
del gobierno y boliburgueses arrimados, y que en el Banco de Andorra
descubrieron unos 2 mil millones de dólares presuntamente provenientes
de la corrupción en PDVSA. Sumen, hermanos: ¡Estamos hablando de 21 MIL
MILLONES DE DOLARES! Dólares que son suyos y de sus vecinos, dólares que
no están en nuestras escuelas o en nuestros hospitales porque están en
las cuentas de unos “rojo-corruptos”.
Pero con toda la indignación que esta realidad puede producir, esto
es apenas un pellizco . Fueron 12 largos años de bonanza petrolera, en
los que Venezuela produjo 2 millones y medio de barriles de petróleo
DIARIOS, con un precio promedio de 100 dólares cada barril.
Multipliquen: estamos hablando de 250 millones de dólares DIARIOS. Ahora
multipliquen esa barbaridad de dinero por los 365 días de un año: Eso
da 91 mil 250 millones de dólares. Ahora multipliquen todo eso por los
12 años que duró la bonanza petrolera: ¡Eso da mas de UN MILLON DE
MILLONES DE DÓLARES! Miren esa barbaridad, ese saqueo, hermanos, saquen
su cuenta, miren su vida y miren como viven los rojo-corruptos. Miren
todo eso, piensen con cabeza propia, y decidan. Decidan en defensa
propia, en defensa de sus hijos, de su barrio.
SIN PARTIDOS NO HAY DEMOCRACIA… ¡SIN CIUDADANOS TAMPOCO!
Frente a todo esto ¿Qué tenemos que hacer, unos y otros, pueblo
opositor independiente, pueblo chavista desencantado, venezolanos todos,
demócratas todos? ¡Pues luchar por defender y mejorar nuestra condición
de vida, estudio o trabajo, allí donde estamos, en nuestra realidad
concreta, en el sitio donde vivimos, donde trabajamos o estudiamos,
promoviendo al mismo tiempo la necesidad del cambio democrático en la
comunidad, el municipio, la ciudad y el país! ¿Cómo tenemos que hacerlo?
Instruyéndonos sobre nuestros derechos, porque nadie reivindica
derechos que no sabe que tiene; organizándonos para defenderlos mejor, y
movilizándonos para hacernos respetar como pueblo consciente, como
ciudadanía activa. ¿Con quien? ¡Con todos los que compartimos esta
pasión por Venezuela, todos juntos!
¿Y quien nos va a instruir, a organizar, a movilizar? ¿Los partidos
políticos? En efecto, las organizaciones políticas son actores
fundamentales. Sin partidos no hay democracia. PERO SIN CIUDADANOS
TAMPOCO. De hecho, la misión de los partidos es expresar y representar a
los ciudadanos, no “sustituirlos” o ignorarlos. De allí la importancia
de lo que ocurrió el pasado domingo 15 de marzo en la Cota Mil, cuando
centenares de caraqueños acudieron con sus propuestas de cambio y de
cómo organizarnos para lograr ese cambio positivo. No fue una “marcha”,
ni una “barricada”. Fue un adelanto del país que queremos, un acto de
convivencia.
El #CARACASCONVIVE, primera actividad de calle convocada por el
voluntariado independiente La Fuerza Es La Unión, mostró una verdad
inmensa: Ese líder por el que has estado esperando, lo tienes en el
espejo. Mientras el gobierno inventa una invasión gringa imaginaria para
poder compactar lo que le queda de activismo, y mientras partidos de
oposición viven un nuevo episodio de “planchitis” y “candidaturitis”
como si estuviéramos en una democracia normal y no en una crisis
espantosa, el venezolano de a pie, la señora que hace cola en el
mercado, el joven patinetero, la muchacha del barrio, tomaron cartulina y
marcador, colocaron en unas líneas su sueño de país y salieron a la
calle a hacer su propuesta de cómo lograrlo.
Organización de base y activismo popular, en apoyo a la necesaria
unidad política de la oposición, es la respuesta ciudadana a la crisis.
Para participar en la forma independiente de estar con la Unidad puedes
registrarte en este enlace http://goo.gl/swiiLT .
Para informarte sobre nuevas actividades como el #CARACASCONVIVE (y
proponer aquellas que tu mismo consideres oportunas y pertinentes),
sigue a @FuerzaUnionVE. Cada quien en lo suyo defendiendo lo que es de todos… ¡La Fuerza Es La Unión!
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