jueves, 25 de febrero de 2010

UNA VERGÜENZA EUROPEA

Arcadi Espada

El presidente del gobierno de España y presidente de turno de la Unión Europea, José Luis Rodríguez Zapatero, no pronunció ayer una sola palabra de rechazo ni consuelo sobre la suerte del albañil cubano Orlando Zapata. Desde el punto de vista moral, la ausencia no supone novedad alguna, pues son conocidos los principios del presidente del Gobierno. Pero es sorprendente (¡y hasta esperanzador!) que sus principios se sobrepusieran al inexorable oportunismo de la política. Dándose la coincidencia, además, de que la muerte del albañil Zapata coincidió en el tiempo útil con el discurso del presidente en Ginebra sobre la pena de muerte, era lógico esperar una mención al asunto. Pero el doble presidente se mantuvo en sus trece, informando a España y a Europa de su rocosa fidelidad a los principios. Horrorizados los chambelanes (que no saben de principios) por la actitud del presidente, acudieron a la prensa nada más acabar el discurso, armados con iluminadores, para subrayar este último párrafo y asegurarles que tenía por destino Cuba y la suerte de Zapata. «Sólo me queda desearles el mayor éxito en este IV Congreso Mundial. Su éxito, nuestro éxito, será el éxito de los Derechos Humanos, será el éxito de la dignidad de las personas, será el éxito de la protección de la vida y será el éxito de Estados que respeten hasta el último instante la vida de todos y cada uno de sus conciudadanos. Nadie tiene derecho a arrebatar la vida a otro ser humano, absolutamente nadie. Trabajemos por esta causa. Me tienen a su disposición.» «Fue la delegación de La Moncloa que acompañaba al presidente la que indicó a la prensa que se trataba de una referencia a lo ocurrido en Cuba.», escribe hoy el diario El País. ¡Naturaca!: el arte ya sólo es su comentario. A los chambelanes no les preocupó la derivada irremediable de su intervención. Esto es que se advirtiera, aunque fuera por la rendija, la genérica vacuidad de los discursos presidenciales, capaces de servir igual para un roto que para un descosido, y no hará falta decir que el descosido es Zapata.


¿Que no hablo con pruebas? Observen:

«Nadie tiene derecho a arrebatar la vida a otro ser humano, absolutamente nadie. Trabajemos por esta causa. Me tienen a su disposición.»Pues yo digo que este noble párrafo se refería al aborto, cuya ley fue aprobada ayer por el Senado. ¡A hermeneuta chambelán no hay quien me gane! Ahora dense la vuelta conmigo y vayamos por el camino recto. Tengo una última necesidad de decir que la actitud del presidente Zapatero me avergüenza. Y lo peor: como europeo. Que Europa tenga que lidiar con un turno de esta ínfima categoría es una última y feroz prueba de su decadencia.


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