viernes, 21 de enero de 2011

DIALOGUEMOS, PERO NO HABLES

Ramón Guillermo Aveledo
Globovisión

El sumario que del mensaje presidencial hizo el diario Ultimas Noticias en su primera página fue: “Chávez recorta la habilitante”, “Durante rendición de cuentas a AN dijo estar dispuesto a devolverla para que se derogue, “Planteó que se sancione una nueva norma válida hasta el 1° de mayo”, “Invitó al diálogo”, “Rechazó ser responsable del hampa, pero reconoció deuda con la seguridad”, “Ofreció construir 150 mil viviendas este año”.

Irreconocible para algunos, durante siete horas el Presidente hizo un esfuerzo por moderar sus tendencias habituales. Es cierto que humilló al alguno de sus partidarios y que abusó, aún más que otras veces, de la primera persona del singular, pero no buscó pleitos y, al contrario, ofreció su disposición a la deliberación normal en una democracia donde las visiones se contrastan, las opciones se presentan y discuten y el poder, depositario de un mandato y no monopolista de la verdad, la justicia y el patriotismo, es controlado, limitado, distribuido e institucionalizado.

La respuesta del país fue abierta, porque agobiado por los problemas eso y no diatriba es lo que quiere, y la de los voceros parlamentarios y políticos de la Mesa de la Unidad, que es la alternativa política al gobierno, fue la de dar la bienvenida a la propuesta presidencial y exponer las materias que a su juicio, deben marcar el comienzo del intercambio. ¿Y cuáles son esas materias? Como era de esperarse, las de la agenda de la vida real, aquellos temas que angustian a los venezolanos porque los sienten como una amenaza real y creciente. La inseguridad de vidas y bienes, el alto costo de la vida, la necesidad de mayores oportunidades de empleo de calidad, la escasez de vivienda, los precarios servicios de electricidad y agua, la educación que debe preparar para la vida de hoy y de mañana, los acogotados servicios de salud.

Los diputados de la Unidad propusieron en seguida un debate sobre el Mensaje Presidencial, el primero en muchos años. Y la Presidencia de la Asamblea, buen síntoma, lo pautó con prontitud para el jueves 20. Como era de esperarse, las intervenciones de los parlamentarios unitarios estuvieron enfocadas a esbozar lo que para ellos debía constituir la agenda del diálogo. Al efecto, hicieron propuestas dirigidas tanto a constitucionalizar el marco regulatorio, derogando la Habilitante (como dijo el Presidente que estaba dispuesto) y el reglamento de la AN, como a atender necesidades reales con iniciativas de beneficio colectivo.

Mediante un agudo símil beisbolero, la analista Elvia Gómez de El Universal, atina al describir el resultado político: el gobierno tiene la pelota, pero está a la defensiva.

La reacción presidencial no se hizo esperar. Acaso descontento por la defensa que de su gestión hicieron los asambleístas psuvistas, o incómodo con un evento noticioso en el cual no es protagonista, convocó una cadena de radio y TV casi al terminar el debate parlamentario. No devolverá la Habilitante, como había dicho, porque “les falta un poquito de humildad” a los diputados de la oposición, a quienes mandó “a lavarse ese paltó”. Como quien dice, “Si me van a contestar, yo no dialogo, eh?”

Pero, en principio, el gobierno no ha superado este trance. La Asamblea aprobó que el vicepresidente y los ministros acudan al hemiciclo, lo cual debe dar origen, lógicamente, a interpelaciones o debates parlamentarios.

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