lunes, 17 de enero de 2011

El control de cambios y la unificación cambiaria
ANGEL GARCÍA BANCHS | EL UNIVERSAL
17 de enero de 2011

Resulta incorrecto hablar de unificación cambiaria en un país como Venezuela, en el cual existe un férreo control cambiario. La razón es sencilla: mientras haya control de cambios habrá un mercado ilegal de divisas y, por tanto, también, al menos un tipo de cambio adicional al oficial.

Pero, además, hablar de unificación cambiaria en nuestro país no es correcto porque el propio gobierno nacional reconoce al menos 3 tipos de cambio adicionales al oficial: (i) la banda baja del Sitme, que hasta hoy coincide en nivel con el oficial (4,30 BsF/$); (ii) la banda alta del Sitme, que se encuentra un poco por encima de los 5,30 BsF/$; y (iii) finalmente, el tipo de cambio resultante de las emisiones de los títulos de deuda de la República y Pdvsa, que en el caso del último bono Pdvsa-2017N implica un cambio vecino a los 6,30 BsF/$.

Hablar de unificación cambiaria no tiene sentido cuando el propio Gobierno reconoce cuatro (4) tipos de cambio, ni menos aún cuando sabemos que el mismo Pdvsa-2017N fue vendido a 100% en Venezuela, mientras su valor actual en el exterior ronda el 68%. ¿Quién se queda con la diferencia (32%) entre ese 100% y el 68%? Por supuesto, el gobierno nacional/Pdvsa. Y, ¿quién paga por ella? Por supuesto, usted. Y, ¿cómo? sencillo, pagando un mayor precio por los bienes y servicios que consume.

En pocas palabras, el gobierno nacional y Pdvsa se aprovechan del control de cambios (i.e. de la no unificación cambiaria) para venderle algo (i.e. sus bonos de deuda) a un precio que, bajo condiciones de libertad cambiaria, nadie en su sano juicio pagaría: si no hubiese control cambiario, usted en vez de comprar bonos del gobierno nacional o Pdvsa compraría depósitos en dólares o divisas para mantener en cuentas del exterior o invertir en activos financieros de otros países, y luego si por algún motivo desease adquirir los bonos de la República o Pdvsa no los compraría a un precio mayor al que pagan los mercados internacionales -en el ejemplo, del Pdvsa-2017N no los compraría a 100%, sino a 68% (así, pues, el control de cambios es una necesidad y un provecho para un gobierno en el cual pocos inversores confían; ilógico es, pues, esperar que el público confíe en una moneda como el bolívar si no confía en el gobierno que la imprime).

PhD en Economía Política de la
Universidad de Siena, Italia y
Profesor del CENDES y FACES/UCV

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