El plan socialista fortaleció carácter rentista de la economía
VÍCTOR SALMERÓN | EL UNIVERSAL
9 de enero de 2011
Las cifras oficiales desnudan que tras doce años en el poder la gestión de Hugo Chávez, lejos de desgastar la condición rentista de la economía venezolana, ha robustecido el sistema que desde finales de la década de los 80 se traduce en estancamiento e imposibilidad de generar prosperidad de forma sostenida.
El proyecto socialista, enfocado al desplazamiento del sector privado, le ha dado alas al esquema donde el país se desindustrializa y prácticamente sólo exporta petróleo, mientras se disparan las importaciones y el Estado reparte la renta proveniente de los barriles vendiendo dólares baratos, aumentando la nómina pública y otorgando subsidios.
Las estadísticas del Banco Central indican que las exportaciones distintas al petróleo se ubican al cierre de 2010 en 3 mil 432 millones de dólares, una magnitud que se traduce en una caída de 18,8% respecto a 4 mil 228 millones de dólares obtenidos en 1999.
En buena parte este resultado se explica porque la desindustrialización, un fenómeno que aflora a finales de los años ochenta se ha agravado.
El retroceso
La manufactura creció de forma sostenida a partir de 1950 hasta representar 21% del PIB en 1988, desde entonces comienza a descender hasta 16% en 1999 y en 2010 se mantiene estancada en 15%, pero con un detalle muy importante.
Si se observa lo que técnicamente se denomina como "industrias complejas", que requieren mayor grado de desarrollo, las estadísticas del BCV indican que la producción en el país de maquinarias y equipos al cierre de 2009 es 20% inferior a la de 1997.
La elaboración de vehículos automotores, remolques y semirremolques, experimenta un descenso de 28,76%; maquinaria y aparatos eléctricos sufre un declive de 54% y solo sustancias y productos químicos logra mantenerse en la superficie.
Está barato
El boom de altos precios del petróleo hinchó las arcas y el economista Miguel Angel Santos precisa en un análisis sobre el tema que en los últimos doce años el Gobierno ha recibido por exportaciones petroleras 516 mil 280 millones de dólares, una cantidad que supera en 245% los doce años previos.
Como es común en el esquema rentístico este chorro de divisas ha permitido que el precio del dólar no aumente al mismo ritmo que el resto de los productos, disparando las importaciones que se incrementan desde 14 mil 492 millones de dólares en 1999 hasta la cumbre de 49 mil 482 millones de dólares en 2008.
El parpadeo de los precios del petróleo y la recesión que envuelve a la economía ha hecho que las importaciones se moderen hasta 38 mil 062 millones de dólares al cierre del pasado año.
El reparto
La historia de los últimos cincuenta años indica que en el rentismo venezolano el Estado también distribuye renta petrolera incrementando el número de trabajadores públicos.
Los datos son elocuentes. El informe anual del presidente del Banco Central, Nelson Merentes, registra que en el tercer trimestre del año pasado 2 millones 268 mil 626 personas trabajan para el sector público, una cantidad que se traduce en un incremento de 80% respecto a la nómina de 1999.
La condición rentista también se manifiesta en que el Estado, gracias a los petrodólares que recibe sin esfuerzo productivo, puede mantener el precio de la gasolina a niveles en que Pdvsa no recupera los costos de producción; las tarifas eléctricas congeladas a pesar de que las empresas del sector indican que es necesario el ajuste y descartar la posibilidad de incrementar el IVA para cubrir el déficit de ingresos.
Miguel Angel Santos señala otro elemento clave en el reparto rentístico. En los últimos doce años el salario real, después de limpiar el efecto de la inflación, registra un retroceso de 24% pero "al cierre del 2010 el consumo por persona era 43% más que en 1998".
Inmediatamente agrega que "el boom de consumo no tuvo como contrapartida un boom de salarios reales, sino el aumento del gasto público y las transferencias del Gobierno", que se financian con la renta petrolera.
Cambio de manos
Aparte de mantener la estructura del rentismo, la administración de Hugo Chávez ha aumentado el radio de acción del Gobierno comprando empresas emblemáticas a multinacionales o estatizando compañías de todo tipo al punto que actualmente controla la construcción, el principal grupo financiero del país, vastas extensiones de tierras y el sector eléctrico, entre otras áreas.
José Guerra, director de la escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela, considera que se ha creado "un socialismo rentista donde el Estado se expande con los recursos petroleros sin crear riqueza, simplemente adueñándose de lo que existe en el sector privado".
Actualmente no se dispone de estadísticas que permitan medir cuánto habría sido el rendimiento de cada bolívar colocado en empresas que permanecían en el sector privado si se hubiesen destinado a necesidades esenciales como salud, educación y vialidad.
Pero la eficiencia del sector nacionalizado no emite buenas señales tras la caída en la producción agrícola, cemento y cabillas.
La historia del país indica que a finales de los años 80 el modelo rentista se agotó como fórmula para el desarrollo por la incapacidad que tiene la economía de crecer de manera sostenida, apoyándose fundamentalmente en un ingreso sin contraparte productiva.
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