miércoles, 10 de febrero de 2010

VERSIÓN DE MARIANELLA SALAZAR SOBRE VENIDA DE RAMIRO VALDÉS

EL COSTO DE TRAER A VALDÉS
El Nacional

El presidente Chávez no logra integrar a los cubanos en la Fuerza Armada Nacional. La llegada de Ramiro Valdés revolvió al sector militar que conoce al siniestro personaje, su tenebrosa historia como creador de uno de los servicios de inteligencia más eficaces del mundo y por ser uno de los hombres más temidos en Cuba. Los altos mandos conocían (desde hace 4 meses, según nuestras fuentes militares) las intenciones del Presidente de traerlo para comandar unas Fuerzas Militares internacionales, integradas por los países del Alba, a semejanza del comando militar de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) con sede en Venezuela, financiadas por el Alba y destinadas a combatir el tráfico de drogas, a los paramilitares, impedir golpes de Estado y posibles intervenciones armadas como la de Colombia en territorio ecuatoriano, cuando bombardearon al campamento de Raúl Reyes.

El que calla otorga En una reunión con el Alto Mando y el ministro de la Defensa, vicepresidente Ramón Carrizález, el Presidente propuso la creación de esa fuerza militar bajo el mando del comandante Ramiro Valdés, que en una primera fase sería integrada por Cuba y Venezuela, con 500 militares –250 militares cubanos y 250 venezolanos– y en una segunda etapa por el resto de los países del ALBA. El vicepresidente Carrizález pregunto –sin obtener respuesta– la razón por la cual no la dirigía un venezolano y explicó que la presencia de tropas extranjeras, al mando de un comandante cubano, crearía gran malestar en la Fuerza Armada. La incomodidad del presidente Chávez fue notoria, agravada con el silencio absoluto del Alto Mando que interpretó como un respaldo al vicepresidente y se retiró visiblemente molesto.

Renuncia irrevocable El abrupto corte de suministro eléctrico suspendido de inmediato a principios de año, ocasionó un impasse del Presidente con el Alto Mando Militar y el vicepresidente Carrizález reunidos en Fuerte Tiuna, cuando analizaban las consecuencias de los racionamientos, fue allí –según la fuente-cuando el Presidente entendió que no lo apoyarían, de darse una rebelión popular similar al Carachazo; por eso decidió depurar la Fuerza Armada y traer al cerebro de la Inteligencia cubana, Ramiro Valdés, para comandar más de 75 mil cubanos que están en el país si intentan sacarlo del poder con cualquier excusa, como la crisis de electricidad.

Posteriormente, Chávez les reiteró al vicepresidente y al director del DIM que bajo ninguna circunstancia permitiría otro 11 de abril, cuando lo traicionaron sus generales, y que Fidel le había aconsejado traer a Ramiro Valdés al frente de una delegación de especialistas cubanos para resolver la crisis eléctrica. Carrizález estuvo en desacuerdo, lo consideró una entrega de la soberanía, puso su renuncia y la de su esposa. El presidente Chávez, que no acepta ni permite renuncias, bajó considerablemente el tono de voz para pedirle que recapacitara. A pesar de las consecuencias, Carrizález enfatizó que su decisión era irrevocable. Como era de esperarse, lo calificó de “traidor”, luego se reunió con el director del DIM, general Hugo Carvajal, y con el Comandante Estratégico Operacional, general Carlos Mata Figueroa, para designar a éste último como nuevo ministro de la Defensa. Según las fuentes, estos dos generales, a pesar de ser leales a Chávez, tampoco están conformes con la presencia de Valdés y se pusieron de acuerdo para lograr que el cubano se marchara de inmediato.

Sin embargo, el Presidente continúa en su intención de integrar a Ramiro Valdés y a los generales cubanos a la Fuerza Armada, aunque el empeño le cueste su salida.



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