TULIO HERNANDEZ
I ¿Cómo reaccionaría usted ante un
documental sobre la dictadura de Pérez Jiménez en donde no se mencione
ni una sola vez la actividad política de AD, Copei, URD y el Partido
Comunista y, además, se ignore olímpicamente el asesinato de Ruiz Pineda
o el exilio de Betancourt?
Pues, seguramente, le ocurriría igual que a la escritora Yoyiana Ahumada, quien luego de ver el documental Chavismo: la peste del siglo XXI, ópera
prima de Gustavo Tovar-Arroyo, estrenado con éxito el pasado viernes 15
de junio, se sintió estafada al percatarse de las notables omisiones
presentes en el filme.
Por eso Yoyiana, de cuya honestidad
intelectual no es posible dudar, escribió en su muro de Facebook: “Si
usted hace un documental sobre la historia reciente de Venezuela y deja
fuera a uno de los hombres que ha protagonizado un trayecto
importantísimo de esa historia, como Henrique Capriles, usted está
sesgando y manipulando un relato a su conveniencia. Usted no es serio.
Digo, no es riguroso”.
II
Efectivamente, a lo largo de los 92
minutos que dura este documental no aparece ni una sola vez, ni por
suerte ni por error, el nombre o la imagen de quien fuera dos veces
carismático candidato presidencial y, por largos años, uno de los
máximos líderes de la unidad democrática.
Sospechoso. Más aún cuando corroboramos que el director de Chavismo: la peste… no
solo invisibiliza a Capriles, sino que a lo largo del larguísimo
largometraje ignora también, queda claro que con premeditación y
alevosía, la incesante actividad de Voluntad Popular, Primero Justicia,
Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo, La Causa R, Movimiento Progresista
y Bandera Roja, los partidos políticos que, mal que bien, han
conducido –no importa cuántas críticas podamos tenerles– la resistencia
democrática contra el autoritarismo militar creado por el comandante
galáctico.
No solo a los partidos. Excluye el
trabajo sistemático de numerosas ONG que han hecho resistencia a los
abusos de poder del régimen; silencia el importante papel desempeñado
por la Coordinadora Democrática y la MUD, y lanza al olvido el triunfo
en las elecciones legislativas de 2015, cuando la resistencia
democrática se convirtió en mayoría inequívoca y absoluta.
En cambio, hace desmesurada épica de
la protesta estudiantil que siguió al cierre de RCTV decretándola
arbitrariamente, en palabras claramente interesadas de Marcel Granier,
como “el hecho social más importante de los últimos cincuenta años”
(sic). Una exageración sin sustento.
III
Es una lástima. Porque en el
documental en cuestión se percibe un gran esfuerzo de producción, un
brillante soporte musical y la compilación de un importante material de
archivo indispensable de divulgar como antídoto a los totalitarismos del
siglo XXI. Pero es un trabajo inconsistente. Poco fiable. Carcomido por
el sesgo. Apocado por un sectarismo análogo al que se denuncia.
Por ejemplo, de los ocho ex
presidentes iberoamericanos entrevistados solo uno, Felipe González, no
es abiertamente de derecha. Los demás, Arias, Aznar, Calderón, Fox,
Pastrana, Piñera, Quiroga, por más respetables que sean encarnan una
misma visión que no representa la diversidad de posturas ideológicas que
conviven en las democracias que hablan portugués y español.
Se extrañan visiones alternativas,
críticas al chavismo hechas desde la izquierda, como la que encarna
Sergio Ramírez, premio Cervantes y ex vicepresidente de Nicaragua. O
como las que asumen en Colombia políticos como De la Calle y Fajardo,
tan críticos con Maduro como implacables con Uribe.
IV
Otro dato sospechoso. Solo una
política venezolana de peso, María Corina Machado, tiene voz en el
documental. Es verdad que no la tiene tanta como el boliviano Juan
Lechín, que interviene ocho veces mientras ella solo tres. Pero por lo
menos no fue condenada al silencio. Como si lo fueron Julio Borges,
Henry Ramos Allup, Antonio Ledezma, Leopoldo López, Henri Falcón y el
propio Capriles.
Que los cineastas militaristas, los
Chalbaud y los Azpúrua, actúen como censores, y escamoteen la realidad a
su antojo, es solo un acto más en la cadena de violaciones de los
derechos humanos oficiadas por los rojos. Pero que un autor de oposición
lo haga es un acto bochornoso. La peste del siglo XXI. El chavismo al
revés.
Que lastima! Que malo que Tocar haya caído en tanta falta de equilibrio, de rigor, de verdad!
ResponderEliminarQue bueno que leí este artículo. No perderé mi tiempo viendo el documental.
ResponderEliminarMe parece excelente que Gustavo Arroyo haya obviado a a estos personajes como Henry Ramos allup, Julio Borges, Falcón capriles, ya que a ellos le debemos ser cómplices de ésta mal mal llamada revolución. Si ellos quieren que construyen su propia historia vamos A ver cuántos la van a ver porque porque estoy seguro que será muy pocos esteeste pueblo no le va a perdonar que desde el 2004 han entrampado al pueblo en su buena fe, haciéndole creer que esta dictadura era derrotable a traves del voto.
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