EDUARDO FERNANDEZ
Habida cuenta de todo lo ocurrido desde el triunfo electoral de la oposición en diciembre del 2015, toca ahora rectificar errores y examinar escenarios.
Primer escenario: lo llamaría, el escenario ingenuo. Maduro tiene un arrebato de inteligencia y de patriotismo. Entiende la magnitud de la crisis y la imposibilidad de su gobierno para resolverla y decide separarse del poder. Se organiza un gobierno de transición que prepara unas elecciones transparentes. Se elige un nuevo gobierno y seguimos adelante. Este escenario estaría complementado por la presión interna e internacional para que Maduro comprenda la realidad.
El segundo escenario sería una actuación de la Fuerza Armada que le hicieran ver al Presidente la conveniencia de darle paso a un nuevo gobierno. A la intervención militar se le pueden encontrar fundamentos éticos y jurídicos. El problema sin embargo es de carácter práctico. ¿Podrá salir de esta Fuerza Armada Bolivariana una figura parecida a lo que representó el almirante Wolfgang Larrazábal en 1958?
El tercer escenario seria el escenario Trump. Una acción de la Comunidad Internacional que condujera a una sustitución del gobierno venezolano. También a este escenario podrían buscársele fundamentos jurídicos y éticos. Conviene evaluar el costo que para Venezuela y para los venezolanos tendría esta alternativa.
El cuarto escenario sería el de la conmoción interna producida por el agravamiento de la crisis económica y social. Desde luego, una conmoción interna tendría que estar complementada por una actuación de la Fuerza Armada que es la única institución competente para restablecer el orden después de una conmoción social.
El quinto escenario lo llamaría, el escenario de la resignación. Perdida la confianza en el voto y en todas las otras fórmulas que se han ensayado para cambiar el gobierno terminaríamos como en Cuba. Los que pueden y quieren irse del país se irán y los que no podemos y/o no queremos irnos de Venezuela nos quedaremos aquí haciendo lo posible por construir un futuro mejor para nuestro país.
Finalmente, el escenario que me parece más conveniente: Retomar el camino de la lucha popular, democrática, pacifica, electoral, inteligente y civilizada. Trabajar por construir una alternativa que merezca la confianza y el respaldo de los ciudadanos. Organizar la voluntad de cambio desde las comunidades más modestas hasta el nivel nacional. Así construyó Rómulo Betancourt a Acción Democrática. Así promovió Rafael Caldera la presencia Social Cristiana en Venezuela.
Este escenario supone confianza en el pueblo venezolano, solidaridad con el sufrimiento colectivo y, sobre todo un inmenso amor por Venezuela y por los venezolanos.
Seguiremos conversando.
El segundo escenario sería una actuación de la Fuerza Armada que le hicieran ver al Presidente la conveniencia de darle paso a un nuevo gobierno. A la intervención militar se le pueden encontrar fundamentos éticos y jurídicos. El problema sin embargo es de carácter práctico. ¿Podrá salir de esta Fuerza Armada Bolivariana una figura parecida a lo que representó el almirante Wolfgang Larrazábal en 1958?
El tercer escenario seria el escenario Trump. Una acción de la Comunidad Internacional que condujera a una sustitución del gobierno venezolano. También a este escenario podrían buscársele fundamentos jurídicos y éticos. Conviene evaluar el costo que para Venezuela y para los venezolanos tendría esta alternativa.
El cuarto escenario sería el de la conmoción interna producida por el agravamiento de la crisis económica y social. Desde luego, una conmoción interna tendría que estar complementada por una actuación de la Fuerza Armada que es la única institución competente para restablecer el orden después de una conmoción social.
El quinto escenario lo llamaría, el escenario de la resignación. Perdida la confianza en el voto y en todas las otras fórmulas que se han ensayado para cambiar el gobierno terminaríamos como en Cuba. Los que pueden y quieren irse del país se irán y los que no podemos y/o no queremos irnos de Venezuela nos quedaremos aquí haciendo lo posible por construir un futuro mejor para nuestro país.
Finalmente, el escenario que me parece más conveniente: Retomar el camino de la lucha popular, democrática, pacifica, electoral, inteligente y civilizada. Trabajar por construir una alternativa que merezca la confianza y el respaldo de los ciudadanos. Organizar la voluntad de cambio desde las comunidades más modestas hasta el nivel nacional. Así construyó Rómulo Betancourt a Acción Democrática. Así promovió Rafael Caldera la presencia Social Cristiana en Venezuela.
Este escenario supone confianza en el pueblo venezolano, solidaridad con el sufrimiento colectivo y, sobre todo un inmenso amor por Venezuela y por los venezolanos.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
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