CARLOS RAUL HERNANDEZ
EL UNIVERSAL
Terminó el gobierno de Mariano Rajoy y tanto él como el Partido Popular encajaron el upper
a la barbilla debidamente. Sin aspavientos ni morisquetas, y con unos
cuantos orujos, asumieron que era una operación indiscutible y normal.
Si Rajoy fuera un izquierdista manoseado, “el coletas” por ejemplo,
explotaría un escándalo por la suciedad de la acción, el golpe de Estado contra el Presidente legítimo
y los torvos procedimientos de los partidos burgueses. De manera
constitucional e impecable, el año pasado en Brasil las instituciones
destituyeron a Dilma Rousseff y los revolucionarios dinosaurios rugieron
como dragones para denunciar el golpe.
Incluso
en folklóricas declaraciones algún áulico venezolano todavía le dice a
Temer “presidente de facto”. Hay suficientes análisis de lo ocurrido en
España en tiempo real como para repetirlos, y uno particularmente útil
de Fernando Mires que recomiendo. Pero decía Norman Mailer sobre Marilyn
Monroe que nadie puede dormir con el diablo y pretender que el diablo
no le haga nada. ¿Hasta dónde puede llegar la pernocta de Pedro Sánchez
con las tinieblas, ETA, la imbecilidad catalana nacionalista, la vasca y
cuanto pequeño demonio familiar hubiera en el recinto parlamentario?
El
nuevo líder luce como se imaginaban algunos atormentados teólogos
medievales al hombre, rodeado todo el día por miles de pequeños demonios
como invisibles murciélagos, que lo tentaban en cada instante. Según el
padre Claret, si un monje se dormía en la lectura de la Biblia o tenía
divagaciones eróticas, era obra de uno de estos repulsivos bichos. ¿Cómo
tentarán a Sánchez? Rajoy sucumbe por la corrupción de su partido,
porque la naturaleza del Estado es la corrupción.
Suspendido vuelo Madrid-Atenas
Lo
cambian por el PSOE, que cayó por lo mismo en su momento, y que no es
ninguna carmelita descalza, que no abundan en política. Viene empujado
por Podemos, corrupto desde el vientre de su madre y con muchos defectos
de fábrica. Las naciones que controlaron o redujeron la corrupción,
anglosajones y nórdicos, lograron que los poderes sociales, medios de
comunicación, régimen judicial, sistemas contralores, sean casi tan
poderosos como el gobierno, lo que no pasa en España, pese a su positiva
evolución.
Ojalá Sánchez no, pero la
experiencia universal indica que en la familia política que ahora
gobierna España pervive la tendencia genética a aumentar las
atribuciones del gobierno y considerar enemigos de clase todo
poder social autónomo, medios de comunicación, organizaciones gremiales,
Iglesia. Su programa de gobierno no sabemos si se parece al de Rajoy,
quien impulsó aperturas y liberalizaciones económicas, estimuló la
globalización y la inversión, racionalizó el gasto público, incrementó
el empleo, sacando a España de la crisis creada precisamente por el
PSOE.
La obra de Rajoy no es valorada en su
extraordinario significado porque la entienden quienes aprendieron a
pensar la realidad social en términos contrafácticos: ¿Qué habría
pasado sin sus medidas de austeridad? España se hubiera deslizado por
el tobogán de Grecia, tal como se esperaba, y requerido la intervención
de la Cruz Roja, es decir, el FMI, con bancos colapsados en situación de
caos económico y social. Pero aunque posible, no es tan fácil explicar
ampliamente eso, entre otras por el izquierdismo irredento de la prensa,
cuyo oficio es informar, no anatematizar políticas económicas y
sociales, función de especialistas.
Cuentos de gallegos
Para
ellos el gallego era blanco de su desprecio. Muchos prefieren
naturalmente un galán de Armani como Sánchez o “un loco interesante”
como Iglesias. Los diablitos aliados del gobierno no quieren prosperidad
para España sino dividirla en tres o cuatro pequeñas naciones y en eso
coincide el comunismo ojeroso con la derecha anarcoliberal del
español Huerta de Soto, término absurdo y autocontradictorio, porque es
imposible ser anarco y liberal al mismo tiempo. Tendrá problemas muy
serios Pedro Sánchez, quien de inicio ha dado dos buenos pasos.
El
primero es que no gobernará con los aliados, cosa que parece pactada
con ellos, y nombrar un gabinete con paridad de hombres y mujeres, no de género,
porque los seres vivos lo que tienen es sexo, por fortuna. Ojalá no
venga con la viejas manías de la socialdemocracia anacrónica a castigar a
los poderosos por su maldad intrínseca y mantenga el esquema,
institucionalizado por Felipe González en su larga etapa de lucidez hoy
eclipsada: España para todos, sin resentimientos, luchas de clases ni
niños muertos, mantener el camino de la “cohesión social”, término que
tanto molestaba aquí al galáctico, que de hecho destruyó.
Que
vean los españoles cómo hoy la sociedad despedazada se animaliza de
arriba abajo, los pobres comen basura y la desesperación destruyó la
decencia y el sentido común de grupos de clases medias, que la comen, la
regurgitan y se la vuelven a tragar en las redes. A Podemos se le
escapó del cerco de los dientes que el objetivo es aniquilar al Partido
Popular y eso pasaba por alianzas con el PSOE, el centro (Lenin lo llamaba el pantano).
Ojalá González del Pacto de la Moncloa regrese a la vida con la idea de
que España necesita los partidos del orden, incluido Ciudadanos,
especie de san Miguel que tal vez tendrá que pisar la cabeza de la
serpiente.
@CarlosRaulHer
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