EMBROLLO COMERCIAL
GLOBAL, CRISIS EUROPEA Y LA APERTURA NORCOREANA
Emilio Nouel V.
Los aspavientos del señor Donald Trump no dejan de ser
noticia en el mundo. Obviamente, al estar al frente de la potencia planetaria
más grande, cualquier iniciativa, opinión o medida que aquel adopte, tendrá
repercusiones globales, algunas generando problemas antes que soluciones.
En el ámbito del comercio internacional, incluso desde antes
de asumir la primera magistratura de su país, no pocas inquietudes produjo Trump
en los hombres de negocios.
Su anacrónica visión proteccionista del comercio presagiaba
perturbaciones con sus socios más importantes y en la economía mundial.
Llegamos a pensar, sin embargo, que tal enfoque del asunto
podría tener contrapesos en los factores de poder económico norteamericanos que
muchos intereses tienen en el libre comercio.
No obstante, a pesar de que hubo ciertas vacilaciones de cara
al desencadenamiento de una guerra comercial a todas luces inconveniente, al
final parece que se impuso la postura absurda inicial. La confrontación temida
que ya advertíamos hace algunas semanas, no se pudo parar y una decisión que
había sido suspendida por las razones que fueran, sigue ahora su curso, cuyos efectos negativos no serán sólo para la economía
norteamericana.
En la reciente reunión del G-7 se evidenció el desencuentro
entre países que han sido aliados y socios por muchas décadas. El señor Trump se
negó a suscribir la declaración final, hecho insólito en reuniones de este
grupo.
El gobierno canadiense ha llegado hasta catalogar de
insultantes a las tradicionales, largas y fructíferas relaciones bilaterales
entre los dos países, las medidas arancelarias de Trump.
Éste ha señalado de manera insólita a Canadá y otros países como
“amenaza a la seguridad” de EEUU. Sobre
todo, resulta desconcertante acusara Canadá de tal, cuya economía ha estado prácticamente
integrada a la estadounidense desde el siglo XIX.
Ninguna estrategia negociadora responsable y seria que se
adelante, por ejemplo, en el marco del NAFTA, podría justificar tal acusación,
a todas luces, fuera de lugar, no acorde con la historia compartida de esos dos
países.
Tanto Canadá como la Unión Europea y México han iniciado o
anunciado activar procedimientos ante la Organización Mundial de Comercio (OMC)
en contra de EEUU por el alza de aranceles al aluminio y el acero originarios
de aquellos países.
Para los europeos, esta medida llega en un mal momento. A su
interior también tiene lugar otra contrariedad, no menos preocupante. Al enredo
aún no resuelto del Brexit y de otras
manifestaciones anti-europeístas (Polonia, Hungría, Austria), se suma la deriva
amenazante de una coalición gubernamental italiana que arriba al poder, cuya
visión reniega de la Unión Europea y del euro.
Europa se està volviendo una suerte de familia disfuncional.
Macron pareciera que es el único que está dando la talla al defender la Unión. La
señora Merkel se repliega, está menos activa en términos comunitarios, quizás
maniatada por su gobierno compartido y las presiones nacionalistas internas. La
deriva nacional-proteccionista y anti-europeísta, que cabalga sobre el tema
inmigratorio, a pesar de la recuperación económica, toma fuerza peligrosamente,
conspirando contra una Europa unida.
El orden político y económico internacional está trastornado.
Trump pide el retorno de Rusia al G-7.
Y en medio de todo esto se produce el encuentro Trump/Kim
Yong Un, que a pesar de los nubarrones señalados, constituye una noticia
auspiciosa, al menos por ahora.
Porque todo lo que abra una ventana a la paz siempre será
positivo. Parar las tensiones con la
tiranía de Corea del Norte y lograr la desnuclearización de ese país, será, sin
duda, una buena nueva, de concretarse definitivamente. Más allá de la puesta en
escena de Singapur y de las reservas sobre la sinceridad de lo acordado, por la
paz debe hacerse cualquier esfuerzo diplomático.
Ojalá la absurda deriva nacional-proteccionista en lo
comercial, los desencuentros geopolíticos entre los poderes occidentales y las
amenazas de guerra puedan ser neutralizadas, y se impongan la sensatez y
apertura en un mundo tan complejo y difícil como el que estamos transitando.
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