CARLOS RAUL HERNANDEZ
Hay una nueva forma de acción internacional en la era Donald Trump, que
rompe décadas de procedimientos heredados de lo que podríamos llamar el kissingerismo,
para rendir homenaje a uno de los pináculos de la diplomacia
occidental. El Secretario de Estado durante los gobiernos de Nixon y
Ford (69-77), Henry Kissinger, además de conducir la política exterior
norteamericana durante la etapa de la guerra fría, teorizó lo que había hecho en monumental obra escrita. El mundo vivía el equilibrio del terror, la amenaza permanente de guerra nuclear que podía estallar por cualquier eventualidad.
Pero
el valor, la inteligencia y la responsabilidad de Kissinger
posiblemente hayan salvado al mundo de la destrucción. Era un momento
complicado para la democracia porque en Europa surgía el Eurocomunismo,
una versión inquietante para Estados Unidos, aunque Palmiro Togliatti y
luego Enrico Berliguer respectivos jefes comunistas italianos, se
distanciaron tanto del bloque socialista que ya al final eran, en
síntesis, líderes socialdemócratas. La Unión Soviética avanzaba
decididamente, el comunismo pugnaba con gran astucia y fuerza, a toda
marcha en África, Asia y Latinoamérica. Kissinger, en ese cuadro se
dedicó a crear vías de entendimiento.
Y logró
que diplomáticos norteamericanos y soviéticos salieran retratados juntos
en publicaciones del mundo. El método de Kissinger consistía en usar
diversos recursos en la confrontación mundial y hacerlo abiertamente:
duro en política exterior, pero al mismo tiempo racional y negociador,
lo que le permitió la distención con China y Unión soviética para
exacerbar sus fricciones. Al mismo tiempo invadía Vietnam y Camboya y
enfrentaba las guerrillas latinoamericanas. La estrategia del Secretario
de Estado, como cuenta en sus Memorias, consistió en mantener contactos de cúpula permanentes con los dignatarios soviéticos y chinos.
El maltratador
Era el teléfono rojo
para procesar las situaciones extremas, siempre tener una puerta
abierta para negociar, cuidar la relación de EEUU con sus aliados y
simultáneamente apoyarlos militar y políticamente en variados rincones
de planeta. El y Andrey Gromiko, jefe de la diplomacia soviética,
evitaron la hecatombe siempre latente. Lo que vemos hoy es muy distinto
y aunque el tiempo hablará de los resultados, es el imperio de la
antipolítica. Trump rompe el extremo de vejar personalmente a
mandatarios extranjeros, parece complacido por provocar y crear
fricciones entre sus aliados, y es desastrosa la decisión de imponer
aranceles de importación a sus productos.
Así
ha maltratado a Troudeau, a presidentes europeos y al gobierno
mexicano, con lo que se enajena y crea fricciones con apoyos históricos e
importantes. Es difícil dudar que el eventual ascenso de López Obrador a
la Presidencia tenga profunda relación con la humillación nacional del muro,
y a ciudadanos mexicanos y latinoamericanos decentes que viven hoy
persecuciones migratorias. Pareciera que impera ahora una visión de
túnel en el Departamento de Estado, en la que lo único importante son
vínculos con Rusia y China. Pero no tiene sentido que Estados Unidos
para ganar nuevos amigos hostilice o abandone sus aliados
tradicionales.
Sin
duda que la reunión entre Trump y el tirano norcoreano Kim Jon-un es
una acción correcta, realista y audaz, que corrigió las retóricas de
hace unos meses que anunciaban que los americanos desatarían contra él
una destrucción incendiaria. La reacción de rusos y chinos fue inmediata
y dejaron muy claro que no estaban dispuestos a tolerar semejantes
delirios. Por fortuna se produjo una rectificación, gracias a Mike
Pompeo que supo leer mejor que su jefe las claves de los desvaríos de
Kim. La historia de Norcorea, como la de Irak de Hussein, Libia, Cuba y
muchas otras, son la comprobación de una hipótesis firme.
¡Bienvenida la sanción!
Las
sanciones a países bandidos solo sirven para consolidar dictaduras y
someter a las poblaciones civiles a los más terribles sufrimientos. El
tirano posiblemente habría aceptado la reunión en Singapur porque quiere
alterar la situación de miseria extrema e inhumana, no porque lo
afecte personalmente, pues él y su nomenclatura llevan una vida plena de
comodidades y lujos. Se debe más bien a la presión de Rusia y China que
como países vecinos ven en peligro su propia tranquilidad.
Nadie
puede estar sosegado frente a un niño irresponsable que es capaz de
provocar realmente una guerra con posibilidades de hacerse nuclear. La
negociación dio un respiro al mundo y debiera contribuir a que se vean
en el espejo y las naciones presionen nuevamente al diálogo en
Venezuela. El terrible error cometido por la comunidad internacional,
influida por la nueva antipolítica, fue boicotear las elecciones del 20
de mayo que la sociedad pudo indiscutiblemente ganar, y ojalá dé lugar
una rectificación y a entender que es un callejón sin salida.
Mientras
más sanciones, más las dictaduras se atrincheran en el poder. Muchos
países contribuyeron al triunfo de Maduro y es más difícil librarnos de
semejante yugo, martillado por el control de la Presidencia de la
República, los consejos regionales, las alcaldías y las gobernaciones.
Hay una urgencia mortal en el país para que se produzca un cambio de
rumbo económico y no se están haciendo suficientes esfuerzos para
presionar al gobierno en esa dirección.
@CarlosRaulHer
No hay comentarios:
Publicar un comentario