Colombia: elecciones entre el miedo al pasado y el miedo al futuro
DW
¿Un candidato de derecha versus uno de izquierda? “Eso se llama
democracia”, apunta en entrevista con DW Hubert Gehring, director de la
Fundación Konrad Adenauer en Colombia. En Colombia es la primera vez que
dos candidatos realmente antagónicos se disputan la presidencia. Iván
Duque, del derechista Centro Democrático y Gustavo Petro, de la
izquierdista Colombia Humana. A esto se suma que Petro militó en los 80
en la guerrilla urbana M-19.
Tras la primera ronda del 27 de mayo, ambos candidatos han tenido que
suavizar, empero, su discurso para cautivar a unos 7 millones de
votantes de centro y centro-izquierda. “Los colombianos no quieren los
extremos y buscan más bien un presidente que una al país”, destaca
Gehring.
Cambian miedo por votos
“La diferencia entre los candidatos y sus programas de campaña es, en
efecto, una ganancia para la democracia colombiana”, agrega, por su
parte, la politóloga colombiana Viviana García Pinzón, del Instituto de
Investigaciones sobre América Latina (GIGA), en Hamburgo. Y recuerda que
“en décadas pasadas varios candidatos de izquierda fueron asesinados”.
García Pinzón destaca además, que “por primera vez desde hace más de
medio siglo, no son las FARC el tema en una campaña a la presidencia”.
En efecto, las FARC como guerrilla desaparecieron, entregaron sus armas,
gracias al Acuerdo de Paz, y fueron estruendosamente derrotadas por los
electores en las urnas el 11 de marzo, cuando recibieron solo 0,5% de
los votos, no ganando un solo escaño en el Parlamento por esfuerzo
propio.
Pero Duque y Petro han polarizado, casi por igual, marcando el común
denominador de esta campaña electoral: el miedo. El miedo a lo que el
contendor pueda hacer de Colombia. A pesar de que las FARC
desaparecieron, la derecha y ultraderecha, representada por Iván Duque,
se han obstinado en mantener vivo el fantasma de esa guerrilla. Según la
propaganda del bloque en torno a Duque, “Petro busca hacer de Colombia una segunda Venezuela”.
Por su parte, las huestes de Petro aducen que Duque es un supuesto
"títere de Uribe", como describe Héctor Riveros, en el portal de
análisis La Silla Vacía en "Esconder a Uribe".
Certezas e incertidumbres
Además del miedo, esta campaña se ha movido entre certezas e
incertidumbres, unas reales, otras virtuales. Algo que toca a ambos
candidatos. Una de las certezas, por ejemplo, es la falta de experiencia
de Iván Duque, quien no ha desempeñado ningún cargo administrativo por
votación. De Petro, quien fue alcalde de Bogotá (2012-2015), se dice
que llevó una administración “caótica”, como le endilgó el exprocurador Alejandro Ordóñez.
“Al tecnócrata Duque no hay nada que evaluarle, aparte de un cargo en el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID)”, recuerda la politóloga
García Pinzón, con máster en la Universidad de Chile. Pero el mayor
temor a una eventual presidencia de Duque es el regreso del uribismo,
ligado al paramilitarismo, financiado por el narcotráfico, según la
politóloga. "Uribe, su mentor, se hizo reelegir truculentamente, por lo
que varios de sus ayudantes fueron condenados y pagaron cárcel”, señala
la experta. Las cortes, periodistas y opositores fueron “espiados”,
añade, bajo los gobiernos de Álvaro Uribe, hechos por los que tuvo que
disolverse la agencia de espionaje que era el DAS.
Estado de derecho
El hecho es que si gana Iván Duque, sus fuerzas concentrarían casi el
poder absoluto: “Este es un gran peligro para la institucionalidad de
Colombia”, advierte García Pinzón: “Duque tendría el Poder Ejecutivo y
las mayorías del Congreso en una persona. Además ha propuesto abolir
diferentes cortes para crear una, posiblemente a su medida”.
Si ganara Petro, “la equiparación de fuerzas sería más factible”,
concluye esta analista de la Universidad Nacional de Colombia. La
politóloga se refiere a que Petro no contaría con las mayorías en el
Parlamento y tendría que llegar a consensos.
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