lunes, 25 de junio de 2018

La nueva batalla por la mente
ANGEL OROPEZA

EL NACIONAL

El índice nacional de precios al consumidor cerró 2015 en 270%, la cifra más alta en la historia del país y la más elevada de todo el planeta, mucho antes de que el tema de las sanciones apareciera en la agenda internacional. Los niveles de inflación ascendieron por encima de 500% en 2016, y desde entonces no han dejado de crecer. El inalcanzable costo de la vida y la inflación desbocada que sufrimos los venezolanos no tiene nada que ver con sanciones internacionales, y sí con una política económica que solo ha traído hambre y miseria. De hecho, la caída sistemática y continua de la economía viene de 2014, cuando las sanciones no existían. En términos acumulados, en el período 2014-2016, la economía venezolana perdió 24,5% de su tamaño real, y desde entonces no ha parado de derrumbarse. El régimen, y no otra cosa, es el responsable de haber desperdiciado el boom de precios del petróleo más extraordinario de la historia de Venezuela.
La escasez severa de alimentos y medicinas, que ya venía presentándose en algunos rubros, alcanzó porcentajes críticos en 2014. Ese es el año de la aparición de las indignantes colas para conseguir comida, y el surgimiento del bachaquerismo como fenómeno consustancial e inevitable del modelo económico oficialista. El desabastecimiento de alimentos superaba en algunos rubros 50%, y en el caso de las medicinas se agravó a índices por encima de 60% en 2015.
Ejemplos como los anteriores abundan. Lo importante es subrayar que las sanciones decididas por algunos países de la comunidad internacional no son la causa de la crisis, puesto que demostradamente esta es muy anterior a aquellas, sino la consecuencia del comportamiento de un régimen que ha violado leyes y ha transgredido todas las normas posibles en detrimento de los venezolanos y en su propio beneficio.
Ahora bien, una cosa es que esto sea verdad, y otra distinta que la gente la conozca. Por ello es importante acentuar el necesario trabajo de docencia política aguas abajo entre la población, como herramienta imprescindible para evitar que sea víctima de este nuevo ciclo de guerra psicológica oficialista. Ya es bastante grave que la gente sufra, para que encima desconozca por qué.

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