«Si no hay cambios, este año cerrarán otras mil empresas en Venezuela»
MANUEL TRILLO
ABC
Carlos Larrazábal asegura que los inversores están deseando acudir a Venezuela,
pero se lo impide la falta de confianza por una política del régimen
obsesionada con «perseguir a los empresarios». Así lo comprobó el presidente de Fedecámaras,
la patronal venezolana, en un reciente encuentro en la sede de la CEOE
en Madrid. A su juicio, explica a ABC, la única salida a la grave crisis
en el país es unas elecciones, pero «verdaderas».
¿Hasta dónde llega el desastre económico y social en Venezuela?
Desde que se instaló el modelo socialista del siglo XXI,
llevamos un proceso de destrucción que se ha ido agravando. Se vio
artificialmente sostenido cuando el petróleo estaba a 100 dólares el
barril, pero cuando volvimos a la realidad, eso ha quedado al desnudo.
En 1998 teníamos 480.000 establecimientos empresariales; hoy no llegan a
290.000. La caída más dramática se ha reflejado desde 2012, con una
caída del PIB del 56% por las políticas de persecución a la empresa
privada. La situación productiva es dramática en todos los sectores,
desde el petrolero al primario, y no se observan medidas para atacar los
problemas de fondo, lo que se agrava por la hiperinflación.
Con ese panorama, los que siguen siendo empresarios son casi héroes…
Sí,
es muy difícil. El sector industrial tenía más de 12.000
establecimientos en 1998. Hoy no llegan a 4.000, de ellas un 25% a
capacidad instalada, por falta de materia prima. Si la situación no
cambia, estas mil empresas podrían cerrar este año, como le sucedió a
Kellogg’s. En tres años, 44 empresas transnacionales emblemáticas se han
retirado. El empresariado venezolano sigue trabajando con las uñas, con
gran esfuerzo para abastecer el mercado, pero hay que corregir los
problemas transversales. El Gobierno subió en mayo el gasto público en
un 5.800% y en más de un 4.800% la liquidez monetaria. No reconoce que
esa es la causa de la hiperinflación y lo justifica por la especulación,
la guerra económica, el empresario...
¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Se ha destruido un país con las mayores reservas petroleras del mundo...
Ha
sucedido porque se ha querido instaurar un modelo socialista del siglo
XXI y la historia ha demostrado que el socialismo, al estilo comunista
de Venezuela, ha fracasado. No hay un ejemplo de éxito en el mundo. No
hablamos de un socialismo a la europea. España ha tenido gobiernos
socialistas, pero no se perseguía a la empresa, no se controlaban
precios y cambios, no se metían presos a empresarios...
¿Qué impacto tienen las sanciones en los jerarcas? ¿Y en la población?
Son
sanciones individuales por corrupción, ataques a los derechos humanos o
narcotráfico y son sanciones individuales. Cada país del mundo tiene la
libertad para decir con quien quiere tener relaciones. No están
atacando a la economía venezolana, sino que tienen nombre y apellidos.
Tras las elecciones tachadas de «farsa», ¿cuál es la salida para el país?
El
Gobierno buscó una salida hacia adelante con un proceso sin poder
electoral independiente, en el que no se permitió votar a millones de
electores de la diáspora y con buena parte de la oposición inhabilitada,
exiliada o presa. La única salida es democrática y electoral, pero
verdadera, con garantías internacionales y en las que puedan participar
todos los actores políticos. Cuando cierras esa posibilidad, alimentas
la salida de la violencia, que no quiere nadie.
¿Cómo observa la llegada de Pedro Sánchez al poder en España?
Como
venezolano, quizá no soy apropiado para opinar sobre la política
interna, pero es preocupante este cambio tan brusco y esperamos que no
cambie la política de España y de la UE sobre Venezuela. Deberían primar
los valores, más que los pragmatismos en un momento determinado.
¿Y qué opinión tiene del expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero?
Lamentablemente,
la percepción en Venezuela es que, en vez de defender la democracia
venezolana, se ha convertido en el abogado del gobierno.
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