GONZALO GONZALEZ A.
Hace unos días, una rectora del Consejo Nacional Electoral
(sin desmentido posterior) anunció: “Serán sancionados quienes públicamente llamen
a potenciar la opción abstencionista”. Ese anuncio constituye otro acto
arbitrario e ilegal del CNE porque el voto no es legalmente obligatorio.
El domingo pasado, desde Cumaná Henri Falcón declaró: “La
abstención es un error terrible, no tiene fin”.
Ambas declaraciones demuestran el temor del chavismo y del
falconismo a que la mayoría de los
electores no acudan a los centros electorales el 20 de mayo. Situación ésta
bastante probable de ocurrir y que parece anunciarlo el arranque de campaña electoral presidencial más frío y
desangelado desde 1958.
Ese potencial vacío ciudadano conspira contra los objetivos
fundamentales que ambos contendientes (hoy los principales, aunque Bertucci
parece más activo y convocante en la
calle que Falcón) se han propuesto conseguir en los comicios del 20/5.
El oficialismo busca recuperar la legitimidad democrática sin
arriesgar el continuismo (la cuadratura del círculo), y por ésta vía debilitar
el aislamiento internacional que padece. Por lo general las dictaduras clásicas
y las de nuevo tipo necesitan procesos electorales donde se vote más no se
elige.
El falconismo busca en primer lugar ganar las elecciones por
la vía de recoger a su favor el mayoritario rechazo al régimen y de no ser esto
posible constituirse en la oposición al régimen.
El problema para el Gobierno estriba en que su labor de
perversión del voto como expresión de la voluntad nacional y la pérdida total
de confianza de la ciudadanía en el CNE como árbitro han convencido a muchos en el país de que el
camino electoral está bloqueado en la actualidad y concitado el rechazo
mayoritario de la comunidad internacional democrática que incluso amenaza con
no reconocer al Gobierno resultante del 20/5.
Falcón sobreestima su
liderazgo y su capacidad de recoger la bronca social y subestima el entramado
creado por el régimen para no perder como sea las elecciones. Además comete el
error de creer que es posible coexistir sin finalmente claudicar con la clase
de régimen que se ha venido consolidando en el país. En mi criterio a Falcón
sólo le vale ganar y cobrar, de otra manera su decisión de romper la unidad
opositora y participar en los comicios de mayo será considerada un acto
funcional a los objetivos continuistas del chavismo.
Salvo una situación de “Cisne Negro” que revuelva
dramáticamente las aguas o que emerja una corriente subterránea no detectable
por los momentos, vamos para unos comicios sin pueblo que proveerán a Maduro de
una presidencia ilegal e ilegítima que lejos de resolver la crisis la escalará
a niveles sin precedente.
Caracas,
1 de mayo de 2018
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