CHAVEZ, MADURO Y LA TERCERA VÍA
IBSEN MARTINEZ
Los venezolanos de mi generación aún recuerdan el tiempo remoto en
que Hugo Chávez hacía su primera campaña electoral con un libro de
Anthony Giddens bajo el brazo.
En
esto que cuento soy literal: Chávez se presentaba al plató del programa
televisado de entrevistas mañaneras vestido de riguroso traje y corbata
y con un ejemplar de Más allá de la izquierda y la derecha, o de La tercera vía,
bajo el brazo. Esta expresión —"tercera vía "— llegó a ser su favorita
durante un buen trecho de su travesía en el desierto, antes de acceder
al poder.
En materia económica, el Chávez candidato se pintaba a sí mismo como
una especie de socialdemócrata ecléctico, dicharachero y nativista, solo
un poquitín interventor en cuestiones petroleras. Un militar exgolpista
y filantrópico, un televangelista del culto bolivariano que fingía
haber leído al sociólogo por entonces favorito de la progresía europea.
Tony Blair era el kennediano arquetipo de fin de siglo y Chávez no se
recataba de ponerlo de ejemplo. Hablo, por supuesto, de antes de la foto
que Blair se hizo con George W. Bush y José María Aznar en las Azores.
Con excepción del todavía irredento Gustavo Petro, a todos nuestros
fenómenos populáricos les hemos escuchado, en campaña electoral, decir
jaculatorias que tienen por tema la tercera vía.
Chávez procuraba, por supuesto, disipar temores, ya no en el grueso
del electorado venezolano, rendido de adoración futurista desde el
mismísimo momento en que el teniente coronel se alzó en armas en 1992,
sino en eso que los cursis aún llamamos "poderes fácticos". En esto no
se distinguió de los mesías que han venido luego.
Todos, sin excepción, desde Lula da Silva a López Obrador, impostan
en algún momento de sus campañas la prudente mesura y el equilibrio
doctrinal en materia económica que, adornados con un toque de
espontaneidad ante las cámaras, granjea una invitación al Foro Económico
de Davos.
La estrategia suasoria y el habla de Chávez a fines de los
90 se llenaron de fórmulas del tipo "si bien es cierto, no es menos
cierto". Como en "si bien es cierto que el socialismo esto y lo otro, no
es menos cierto que el capitalismo tal y más pascual". Lo dicho: una
tercera vía.
La beatífica tercera vía de Hugo Chávez ganó por avalancha las
elecciones de 1998 con el beneplácito de banqueros, propietarios de
medios, académicos, todos los poetas teporochos de América Latina,
Ignacio Ramonet, Noam Chomsky y Oliver Stone. Cumplida su función
embobecedora, la tercera vía dio paso al expolio y al saqueo universales
que, en menos de 20 años, condujo al caos apocalíptico que es hoy la
Venezuela de Nicolás Maduro.
En los medios llamados altermundistas circula un libro titulado El pensamiento económico de Hugo Chávez,
cuyo autor es el tardomarxista gaditano Alfredo Serrano Mancilla,
teórico español de la misma estirpe de Errejón y Monedero. Allí se dice
que el de Chávez es un "pensamiento alquímico, marcado a fuego por la
coyuntura, sin perder de vista la perspectiva estratégica". También que
en él hay una quincalla de Simones (Bolívar y Rodríguez), de István
Mèszáros, del allendista Carlos Matus, de Oscar Varsavsky, John Kenneth
Galbraith, Velasco Alvarado, de nuevo Omar Torrijos y Antonio Gramsci.
Al profesor Serrano se le tiene, con mucha razón, por mentor de
Nicolás Maduro en cuanto a economía. Dicho con la parla color salmón de
los suplementos económicos, Serrano es el cerebro del milagro económico
venezolano. No en balde Maduro lo ha llamado el "Jesucristo español que
vino a salvarnos del neoliberalismo".
La ONU estima que la catástrofe y la tragedia venezolanas han causado
más de dos millones de refugiados aventados, solo en lo que va año, al
resto de Suramérica. De ellos, un millón trescientos mil clínicamente
desnutridos. Fruto de la destrucción de la estatal petrolera y de una
hiperinflación de un millón por ciento anual, es la mortandad infantil y
de enfermos crónicos salvables que en menos de cinco años se cuenta ya
en decenas de miles.
¡Otro mundo es posible! Vayamos hacia él armados del pensamiento alquímico bolivariano de Hugo Chávez y la fóquin tercera vía de Nicolás Maduro.
Twitter: @ibsenmartinez
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