GEHARD CARTAY
Nunca antes hubo un régimen tan incapaz, inepto, corrupto e
insensible como el actual, pese a que, desde 1999, manejaron una montaña
de petrodólares como ninguno otro en nuestra historia.
Nunca tuvimos un presidente peor evaluado que el actual, cuyo único
mérito histórico será haber superado en esa escala a Julián Castro
(1858-1859), a quien siempre se le tuvo como el más infame de todos los
gobernantes en nuestra historia republicana.
Y es que, luego de casi dos décadas de ininterrumpido y abusivo
ejercicio del poder por parte del castrochavomadurismo, son inocultables
sus signos como el peor régimen de todos: una economía en ruinas
(hambre, miseria, desabastecimiento, escasez, alto costo de la vida,
hiperinflación), inseguridad como nunca, huída de millones de
venezolanos hacia otros países y una desvergonzada corrupción en todas
las escalas oficiales (desde la más alta hasta la más baja) y privadas.
Ciertamente, Venezuela nunca estuvo peor que ahora, lo cual ya es mucho
decir.
Lo que estamos presenciando en estos trágicos días es la demostración
más escandalosa de que en Venezuela no hay gobierno, sino un régimen
dictatorial –tutelado por otra dictadura foránea– signado por la
corrupción, el saqueo y su propósito criminal de destruir el país. ¿O
alguien, a estas alturas, puede dudarlo?
Así las cosas, nadie sensato puede pretender que este régimen va a
ocuparse de resolver los problemas que ha creado desde 1999, sobre todo
si hay que concluir forzosamente que hoy el principal problema de
Venezuela es precisamente ese mismo régimen.
No han faltado quienes señalan que, más allá de tan colosal ofensiva
de destrucción nacional y del vulgar despojo que el régimen nos ha hecho
a todos –empobreciéndonos cada vez más–, hay motivaciones mucho más
sombrías. No faltan economistas serios y prestigiosos han llegado a
afirmar, incluso, que detrás de todo este colosal desastre
castrochavomadurista hay una gigantesca operación de lavado de
dineros sucios, provenientes de mafias oficialistas vinculadas a
negocios ilícitos. Tal vez tengan razón, porque con gente de esta ralea
todo es posible.
Otros han señalado que se trata de un plan estructurado desde Cuba
con el propósito de extraerle a Venezuela todos sus recursos financieros
y económicos hasta arruinarla completamente. Así, la dictadura
castrocomunista podría mantenerse por un tiempo más, gracias a sus
sirvientes chavomaduristas, quienes desde el principio han demostrado
que actúan siempre en su beneficio, así eso signifique traicionar a su
país, lo que, en efecto, han hecho. Puede que a los más descreídos esto
pueda parecerle un argumento de película de ficción, pero a la mayoría
nos consta que es una realidad que ya dura varios años.
Por cierto que ese saqueo y explotación de nuestros recursos por
parte de la dictadura cubana y sus lacayos de aquí forma parte, como
resulta lógico suponer, de un proyecto de dominación absoluta sobre
Venezuela, lo que nos ha convertido en una colonia suya. Y no deja de
ser paradójico que un país extenso y rico como el nuestro sea dominado,
desde una isla pequeña y pobre, por una dictadura de las peores que ha
sufrido Latinoamérica y que se ha convertido históricamente en un
parásito de otros países para poder subsistir (antes la extinta Unión
Soviética y ahora Venezuela).
Por desgracia, y a pesar del largo tiempo transcurrido, todavía hay
sectores de la oposición que no han terminado de entender esta realidad y
juegan a ser adversarios del régimen dentro de un supuesto juego
democrático. Algunos cínicos se hacen los desentendidos para continuar
sus negociados con el régimen, y otros parecen no darse cuenta, tal vez
por pendejos o estúpidos, vaya usted a saber.
Como lo ha afirmado Fernando Egaña en reciente artículo de opinión
esos sectores de la oposición “se agotan en la minucia del día a día, y
soslayan por completo el contexto general, sin el cual los asuntos
particulares, o no se comprenden en lo absoluto, o se comprenden de una
manera peligrosamente equivocada”.
Lo cierto es que ese proyecto de dominación castrocomunista y sus
cómplices chavomaduristas ha arruinado y destruido a Venezuela en estos
casi 20 años de desgracias y miserias. Eso nadie lo discute hoy día, ni
siquiera ellos mismos, que culpan del desastre que crearon –porque
resulta imposible ocultarlo o negarlo– a una supuesta “guerra
económica”, a “la derecha”, al “imperio”, a “la oligarquía” y al largo
etcétera de excusas y chivos expiatorios que siempre citan para no
asumir sus trágicos errores y traiciones.
Tampoco podría siquiera discutirse que el actual régimen pasará a la
historia –insisto– como el peor de nuestra vida republicana, no sólo por
haber empobrecido y destruido a Venezuela, sino por haberlo hecho para
beneficiar a la cúpula dictatorial de otro país, lo cual no puede
merecer otra calificación como no sea la de traición a la patria.
@gehardcartay
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