LA AGENDA II
|
Hoy inicio una reflexión sobre el cambio económico. La economía venezolana está en una situación de catástrofe total, víctima de las dos enfermedades más graves que puede tener una economía: inflación (hiperinflación) y recesión.
La semana pasada comencé mi artículo diciendo: “Algún día, más temprano que tarde, saldremos de esta pesadilla. Ya vamos acercándonos a los 20 años de gobierno del socialismo del siglo XXI y los resultados no pueden ser más catastróficos”.
En ese mismo artículo agregaba: “Saldremos de esta pesadilla y asistiremos a la emergencia de una Venezuela de progreso y libertad, de democracia política con desarrollo económico, de justicia social con igualdad de oportunidades, de unidad nacional con respeto a los derechos humanos y a las normas de convivencia civilizada” y terminaba afirmando: “… todo eso es posible. Los venezolanos podemos lograrlo”.
En ese artículo comencé a desarrollar lo que en mi opinión sería la agenda de los problemas a enfrentar. Dije que: “lo primero es cambiar al gobierno. Y hacerlo de la manera menos traumática posible. Lo ideal sería que pudiéramos salir del gobierno de una manera pacífica, democrática, electoral, constitucional y civilizada. Ojalá podamos lograrlo así”.
Por cierto que un amigo me escribió diciéndome que ese párrafo de mi artículo no le había gustado. El prefiere que el cambio sea violento, con derramamiento de sangre, sin elecciones, brutal y traumático. Con violencia endógena o, preferiblemente, exógena.
En aquel artículo hablé de un aspecto prioritario en la agenda del cambio, el cambio político institucional para establecer un estado de derecho moderno y eficiente.
Hoy inicio una reflexión sobre el cambio económico. La economía venezolana está en una situación de catástrofe total, víctima de las dos enfermedades más graves que puede tener una economía: inflación (hiperinflación) y recesión. El remedio para esas dos enfermedades se conoce: reactivar la economía. Para eso hay que restablecer los equilibrios macroeconómicos, monetario, cambiario, fiscal, balanza de pagos, etc. En seguida hay que promover inversiones de toda índole, públicas y privadas, especialmente estas últimas. También se requieren inversiones nacionales e internacionales. Para que haya inversiones tenemos que promover un clima de confianza y, para que exista confianza tenemos que contar con un nuevo gobierno que sea capaz de generar esa confianza.
En medio de todo este esfuerzo de corrección económica debemos contar con la ayuda de los organismos financieros internacionales y para eso, de nuevo, la palabra clave es: confianza.
Si no hay confianza no habrá inversiones de ningún tipo, tampoco asistencia de los organismos financieros multilaterales.
Venezuela cuenta con recursos suficientes para reactivar su economía y con gente competente para abordar la tarea.
Seguiremos conversando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario