HAY QUE NEGOCIAR
OSCAR HERNANDEZ BERNALETTE
No hay nada peor en la política que la
arrogancia. En estos tiempos la petulancia del gobierno está en su
máxima densidad. Presienten que el poder les pertenece y no hay opción
para entregarlo. La oposición, por su parte, que puede demostrar
fácilmente el fracaso estrepitoso del gobierno, se alucina a sí misma
con la razón de los hechos pero ofertando pocas opciones para superar la
crisis y garantizar una unidad de todos los sectores que adversan al
gobierno. Es por ello que, insisto, a pesar de la resistencia que el
tema puede producir en muchos, que en el caso de Venezuela el diálogo y
la negociación es fundamental para evitar que el país entre en una
espiral de violencia o de conflicto civil. No hay que hacer grandes
análisis politológicos para concluir que cuando las válvulas de escape
se cierran, cuando un sector quiere predominar por la fuerza, cuando
las instituciones del Estado se parcializan y se convierten en
apéndices del Ejecutivo, cuando la economía se estanca, la pobreza crece
y la democracia deja de funcionar, estamos ante la antesala de la
violencia.
Urge que gobierno y oposición
reanuden los esfuerzos de diálogo y negociación con garantía
internacional. Es evidente que ante la deteriorada situación del país,
la crisis económica y la desesperanza, sería una irresponsabilidad
seguir forzando la barra y no sentarse en una mesa de diálogo. El
gobierno debe entender que a pesar del aparente poder del que
dispone, el sometimiento de instituciones y el apoyo de la Fuerza
Armada, no es suficiente para detener una avalancha cuando esta se
produzca. La espiral represiva y el aniquilamiento del adversario no
garantiza la permanencia en el poder. Se necesitan líderes con
capacidad de desprendimiento y negociadores capaces de generar consensos
para evitar el peor de los males. La historia ha demostrado que sí se
puede.
El gobierno y la oposición tienen que
demostrarle al país su interés en avanzar en un acuerdo. El país de a
pie no quiere más confrontación, quiere que sus dirigentes encuentren
los caminos para recuperar la crisis económica que la sumerge en
pobreza. En estos tiempos todos estamos perdiendo, incluidos los que se
consideran victoriosos.
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