PODEMOS: DUDAS Y SOSPECHAS
Francesc de Carreras
Francesc de Carreras
Los amigos me preguntan por qué no escribo sobre Podemos. Tienen
razón, es un tema actual e ineludible. Mi respuesta: “No escribo sobre
Podemos porque todavía no sé muy bien lo que es Podemos, solo tengo
dudas y sospechas”.
La primera duda no es imputable a Podemos sino al revuelo mediático y
al pánico que ha provocado en los demás partidos. El dato más concreto
sobre Podemos es que obtuvo cinco eurodiputados cuando los sondeos solo
le otorgaban entre 0 y 1, es decir, a la hora de la verdad probablemente
ninguno. A partir de ahí, en los sondeos siguientes, su cotización
demoscópica se disparó de forma extraña hasta llegar en algunas
encuestas a ser considerado el partido con mayor intención de voto. ¿Se
equivocaron de nuevo los institutos demoscópicos? Si son ciertas estas
previsiones, ¿se mantendrán hasta la jornada electoral?
La segunda duda todavía me desconcierta más: ¿cuál es el proyecto de
Podemos? Empezó siendo una tendencia radical segregada de IU y vinculada
al nuevo populismo de izquierdas latinoamericano, algo bastante
extravagante en Europa. Después, tras el verano, dijeron iniciar un
súbito giro al centro político que, si no estoy errado, solo se ha
concretado en un programa económico preparado por dos economistas no
precisamente centristas. Acerca de todo lo demás —instituciones,
bienestar, organización territorial— aún no hay noticias. ¿No es muy
extraña esta indefinición? ¿Cuál es su modelo?
Después están las sospechas. La principal es que ocultan
deliberadamente sus intenciones. Las ideas con las que concurrieron a
las elecciones europeas eran claramente inconsistentes. Gracias al
subidón demoscópico y al desmesurado eco en la prensa, sus ambiciones
aumentaron de forma exponencial. Probablemente pensaron que lo mejor era
disimular su modelo, les bastaba con impugnar a los demás partidos, tan
desprestigiados. “Ellos son la casta, nosotros los puros”. Con eso
bastaba.
Pero algunas noticias recientes han puesto en duda esta pureza. Tania
Sánchez, la novia del jefe —no es machismo, es la verdad—, abandona
abruptamente IU tras haber sido elegida en primarias candidata a
presidir la Comunidad de Madrid: un caso flagrante de deslealtad
política hacia quienes confiaron en ella. Se descubre que Juan Carlos
Monedero, cerebro del grupo, sin rendir cuentas a su universidad, cobró
una cifra estratosférica por un todavía desconocido informe sobre un
proyecto de unión monetaria latinoamericana, sin ser ni siquiera
economista, a través de una sociedad meramente instrumental para así
pagar menos impuestos. No es precisamente un ejemplo de honradez, más
todavía en un partido cuyo signo de identidad es combatir la corrupción.
¿Son de fiar los dirigentes de Podemos?
Este no es un artículo más “contra” Podemos. Solo un intento de
formular dudas razonables y fundadas sospechas que este partido me
suscita.
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