Fausto Masó
Pues sí, claro que sí, está más claro que el agua:
se acerca a las elecciones como quien sube a un cadalso, como las perderá
estrepitosamente quiere, por lo menos, posponerlas indefinidamente. Dentro del
chavismo se comenta que celebrarlas es suicidarse, sería el fin del breve
reinado de Nicolás Maduro. Están preparando el terreno para evitarlas. Ya
Nicolás Maduro aseguró que no permitirá que la oposición se presente en
elecciones si va a estar involucrada en promover la violencia en el país
“Que no se equivoquen. No van a salir con su cara
muy lavada a presentarse en unas elecciones”, declaró durante el acto de los
trabajadores de las empresas básicas, sector construcción y petróleo en Puerto
Ordaz, estado Bolívar, que se transmitió por cadena nacional de radio y
televisión.
Hasta el elector que no siente entusiasmo por la
oposición le pasará factura en las elecciones al gobierno, que perderá el
control de la Asamblea. No hay forma de no contar los votos depositados en las
máquinas, a pesar de que algunos sigan creyendo tonterías como que el CNE,
apretando un botón, puede alterar los resultados. Nuevamente habrá otra muestra
de ventajismo escandaloso a favor del PSUV, solo que esta vez de nada le
servirá frente a las colas y una inflación de 100%. Tampoco servirá mucho que
el CNE cambie los circuitos para favorecer al gobierno.
Hasta hace unas semanas parte de la oposición le
restaba valor a esas elecciones, defendían una imposible constituyente. Todavía
no se han escogido los candidatos aunque los mismos que rechazan las elecciones
legislativas quieran ser diputados, su radicalismo no llega tan lejos.
La reacción por el caso de Antonio Ledezma ha
debilitado a Nicolás Maduro que no podrá justificar el ventajismo electoral, el
uso de los recursos oficiales, la postura del CNE, con tal de que la oposición
se dedique desde ya a denunciar internacionalmente cómo se celebran elecciones
en Venezuela. Sueñan con buscar algunos títeres para que hagan el papel de la
oposición. Andan en eso.
Algunos repiten que por votos no se saca del poder
a un gobierno como el actual, pero con votos, con unas elecciones, se le pone
en evidencia. Si se votara manualmente habría todas las oportunidades de
falsificar los resultados, pero solo destrozando las máquinas se impediría que
los votos depositados en ellas contasen. Hay demasiadas leyendas circulando por
el país que alientan el abstencionismo.
Hay otro factor, la torpeza de Maduro. En el caso
del estudiante asesinado, después de echarle la culpa a un policía, comenzó a
acusar a los mismos estudiantes, responsabilizarlos del asesinato de su
compañero, un niño, asumiendo en realidad así la responsabilidad de la
muerte.
Fuera de Venezuela a Maduro no lo respetan, apenas
algún incondicional como Evo Morales declara a su favor. Hasta Podemos en
España condena la prisión de Antonio Ledezma y el gobierno brasileño mantiene
distancia hacia Venezuela.
Evitar celebrar las elecciones les será imposible
si la oposición llama la atención a la opinión pública, si exige que las
celebren, pide fijar una fecha, denuncia el ventajismo, invita a la prensa
internacional a observarlas. Todo está a favor de la oposición, con tal de que
se muevan.
Digan lo que digan, especulen lo que especulen, a
corto plazo las elecciones legislativas representan la mejor oportunidad para
obligar al gobierno a cambiar el modelo económico.
Todavía algunos afirman que la oposición en vez de
dedicarse a las elecciones debe movilizarse en la calle para provocar la caída
del gobierno. Votando es la forma de aplastar a Nicolás Maduro. No hay forma de
repetir un 11 de abril en el país; en cambio acudiendo a votar en masa se
colocará al gobierno contra la pared.
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